PSICOLOGÍA
Si a menudo busca excusas para no dormir, es
probable que sea más inteligente que el resto, pero en los deportes se muestra
irregular y tiende a las adicciones
Entre las muchas funciones del sol,
se incluye la de emplearlo de reloj. Es más: se trata de nuestro cronógrafo
principal. Hay una zona casi en el centro del cerebro, el hipotálamo, que
recibe información de la retina para saber cuándo es de día y cuándo de noche,
y a partir de ahí orquestar toda una serie de reacciones para mantenernos
alerta o para decirnos cuándo es hora
de descansar. Existen
hasta pequeños relojes celulares que siguen ritmos parecidos: el hígado, por
ejemplo, ajusta nuestro tiempo vital según el horario de
nuestras comidas.
Y, sin embargo, a pesar de tal minuciosidad de mecanismos, cada uno tenemos
nuestro ritmo particular, nuestro patrón más o menos característico. Si le
gusta madrugar y la noche le pesa como una losa, usted será lo que se ha dado
en llamar alondra, un pájaro matutino. Si, por el contrario,
comienza a volar cuando la tarde cae, sepa que es un búho, un animal más bien
nocturno. Y esto es lo que dice la ciencia sobre esas personas que a las 12 de
la noche se aferran a cualquier excusa para retrasar la hora de irse a la cama.
1. Es usted más inteligente pero también rinde menos. Varios estudios han encontrado una asociación
entre la llamada personalidad vespertina y una mayor inteligencia. Una de esas
investigaciones se realizó hace un par de años en España, y analizó acasi 1000
adolescentes de
varios institutos de Madrid. Después de pasarles una encuesta para determinar su ritmo
diurno particular, les hicieron una prueba que mide lo que se denomina el
razonamiento inductivo, ejercicios con secuencias de letras que dan una medida
de la inteligencia global. Cuantificar esta capacidad es todavía asunto de
debate, pero lo cierto es que las altas puntuaciones obtenidas suelen
relacionarse con un mayor
rendimiento académico.
En el ensayo, los adolescentes más vespertinos tendían a puntuar mejor en las
pruebas. La diferencia era pequeña, eso sí (explicaba el 0,8% de la variación,
así que los motivos para hinchar el pecho son relativos), pero
iba acorde con lo que se había descrito con anterioridad.
“Es cierto que el efecto es
reducido, pero tampoco se esperaban grandes cambios, y parece bastante
consistente”, comenta Juan Francisco Díaz, profesor en la Universidad Complutense
de Madrid y responsable del estudio. De tener razón, la causa por la que una
persona nocturna presenta más inteligencia es aún desconocida, aunque se han
propuesto, para su explicación, controvertidas teorías evolutivas. Algo si cabe más importante es
el efecto
sincronía,
es decir, el hecho de que los resultados son mejores si las pruebas se realizan
en el momento del día adecuado para cada cronotipo (por la mañana para los
matutinos, por la tarde para los vespertinos). De hecho, a pesar de puntuar
mejor en las pruebas de inteligencia, los búhos tienden a
sacar peores notas que las alondras, posiblemente perjudicados por unos
horarios rígidamente matutinos.
“Hay demasiada uniformidad en la
educación”, comenta Díaz. “Estamos machacando a los cronotipos vespertinos
extremos, que realmente sufren con estos horarios”. Díaz aboga por establecer
opciones con diferentes jornadas para que los estudiantes puedan escoger. Y no
solo eso: “Los llamados búhos tienden a ser más creativos, a estar más abiertos
a nuevos retos y cambios. La educación actual, basada en la memorización,
coarta estas actitudes, que por otra parte son las que más se demandan en la
vida adulta, como el tan deseado espíritu emprendedor”.
2. Su capacidad de atención muestra mayor
resistencia
Que los búhos se
encuentran mejor que las alondras cuando se acerca la noche es
un hecho, pero también parece serlo que soportan mejor el paso de las horas.
Esto es lo que vieron en un trabajo publicado en la revista Science hace
unos años: independientemente de la hora a la que se despertaran, en las
pruebas de atención los vespertinos eran mejores que los matutinos 10 horas
después de levantarse. Es decir, no tenía que ver solo con la hora del día,
simplemente soportaban mejor el avance del reloj. De alguna manera era como si
estuvieran entrenados a vencer la presión del sueño, algo con lo que deben
lidiar casi cada día. Incluso identificaron las áreas cerebrales responsables.
Por si quieren saber sus nombres: locus cerúleo y núcleo supraquiasmático. El
primero produce noradrenalina; el segundo, curiosamente, es parte del
hipotálamo y uno de los principales reguladores del ciclo sueño/vigilia.
3. Su capacidad deportiva es irregular a lo largo
de la jornada
“Existe un consenso en afirmar que
para deportes como natación o ciclismo, el pico de rendimiento de las personas
matutinas se produce alrededor de las 3 de la tarde, mientras que el de las
vespertinas tiene lugar hacia las 6”, afirma el profesor Díaz. Hay también
quien dice que las mejores horas para el fútbol son entre las 4 y las 8 de la
tarde. Pero las cosas se complican cuando se va al detalle. Por ejemplo, enexperimentos de fuerza hechos con búhos y alondras, estas
parecían mantener un nivel de fuerza constante a lo largo de todo el día, pero
aquellos iban aumentando su capacidad a medida que pasaban las horas. Sin
embargo, cuando se intentaron trasladar estos resultados a un deporte algo más
complejo como el remo, sucedía lo contrario: losbúhos rendían
de forma constante y las alondras mejor por la mañana. Y ahí
podrían entrar otros factores, nuevas interacciones, porque diferentes aspectos
intervienen. Por ejemplo, y como afirma Díaz, “en tenistas se ha visto que la precisión
es mejor por la mañana y la fuerza por la tarde”. Todo un cúmulo, en fin, de
variables en movimiento.
4. Tiene mayor tendencia a las adicciones… y a la
depresión
Sepa que si le van los horarios
nocturnos tiene algo más de riesgo de que su vida se desordene. Por
ejemplo, bastantes
estudios han
mostrado un mayor consumo de sustancias adictivas, tanto legales como ilegales,
en las personas vespertinas. “Tienen mayor necesidad de activarse, por eso
suelen abusar del café, el tabaco o el alcohol”, apunta Díaz. Y aunque hay
estudios que lo niegan, en general parece que las personas vespertinas tienen
más tendencia a la ansiedad y a la depresión. “No es del todo evidente a nivel
clínico, pero sí tienden a puntuar más en las escalas de depresión”, comenta
Díaz. Entre las causas que se barajan, variaciones en genes que controlan el
reloj interno y que participan también del equilibrio emocional. O, igualmente,
la presión generada por el jet lag social, la diferencia entre nuestro reloj
interno y el reloj por el que se rige la sociedad, y cuya medida es tan simple
como la comparación del patrón de sueño entre los días laborales y los del fin
de semana.
Ahora,
intenten encontrarse en este mundo de ritmos.
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