El término hace
referencia a altos niveles de ansiedad que sufren los usuarios de móviles, un
fenómeno que preocupa a psiquiatras y psicólogos.
Sanidad | La Vanguardia | 12/01/2015
¿Padece usted nomofobia?
El término, que proviene del anglicismo “no mobile phone phobia”, hace
referencia a la ansiedad que sufren los usuarios de teléfonos móviles cuando se
quedan sin acceso a este dispositivo o sin cobertura o sin conexión a internet.
Ansiedad, nerviosismo, irritabilidad, incluso, crisis de pánico es la
sintomatología más común que sufren los nomofóbicos. Si bien los psicólogos y
psiquiatras no lo consideran una enfermedad ni tampoco un trastorno mental, advierten
que la dependencia de la sociedad hacia los teléfonos inteligentes va al alza y
que esto puede tener efectos nocivos. En un país como España, donde el 96% de
las familias disponen de teléfono móvil y el 77% de los internautas acceden a
internet a través del celular, según el Instituto Nacional
de Estadística, no es de extrañar que proliferen los casos de abuso
de este tipo de dispositivos.
Según explica la
psicóloga clínica y especialista en asiedad Anna Perelló, de Psigma, además de
la nomofobia existen otros problemas psicológicos estrechamente relacionados a
esta dependencia: “whatsapitis”, el uso constante de la aplicación
Whatsapp; “phubbing”, la utilización enfermiza del smartphone; y
la fomo, que procede de la expresión en inglés “Fear of Messing
out”, que quiere decir “miedo a estar desconectado”.
“Es cierto que las nuevas
tecnologías generan conductas de dependencia”, afirma el director de la Unidad
del Servicio de Psiquiatría del Hospital del Mar de Barcelona, Víctor Pérez,
pero también destaca el hecho de que en la actualidad los teléfonos
inteligentes forman parte de la vida cotidiana. Una muestra de ello, comenta,
es que, incluso, “la gente joven rompe sus relaciones de pareja a través del
whatsapp”. Según el facultativo, el miedo que puede provocar, por ejemplo, la
pérdida de este dispositivo electrónico es similar a la que puede causar el
extravío de cualquier otra cosa a la que un individuo tenga apego o cariño.
La principal preocupación
El uso abusivo de este tipo de dispositivos conduce al
aislamiento social. Perelló atiende cada vez a más padres preocupados porque
sus hijos no tienen amistades fuera de whatsapp o del ordenador, y también
lamentan que pasen “todo el fin de semana encerrados” relacionándose por el
móvil e internet. “El gran problema”, comenta, “es que cambian los horarios”,
es decir, utilizan las redes sociales sobre todo por las noches, retrasan la
hora de irse a dormir, y esto hace que se deterioren sus relaciones sociales y
sus resultados escolares. La psicóloga asegura que le han llegado casos de
niños de seis años que exigen a sus padres un teléfono inteligente.
No querer ir a ningún
sitio donde no haya cobertura, estar continuamente pendientes de las redes
sociales, comprobar de manera reiterada si han entrado mensajes nuevos son
algunos de los signos de alarma de los que menciona la psicóloga. “Parece que
el usuario del móvil necesite constantemente la respuesta inmediata”, lo cual,
según Perelló, puede generar síntomas psicológicos de estar siempre en alerta o
sentir malestar porque el otro usuario no responde.
Un problema que afecta también a adultos
Evidentemente, la nomofobia no solo afecta a niños y
adolescentes, sino también a adultos. Perelló resalta el hecho de que cada vez
es más frecuente asistir a reuniones de amigos o familiares en que a menudo la
gente está “más centrada en el teléfono” que en las personas que tiene delante.
“El móvil sirve como escudo para evitar el contacto más directo con alguien,
cuando te sientes inseguro”, añade. Por eso no es de extrañar que el abuso de
este dispositivo derive en una pérdida de habilidades sociales.
El psicólogo Sebastián
Mera, especialista en psicología clínica, comenta que cuando un individuo
obsesionado por obtener respuestas inmediatas en el móvil no consigue
contestación alguna durante un cierto período de tiempo se siente con la
autoestima baja y más inseguro. Además, esto genera pensamientos distorsionados
del tipo “la persona no contesta porque está enfadada conmigo o le ha sucedido
algo malo”. De hecho, a modo de anécdota, Perelló explica que estas conductas
derivan, incluso, en problemas de pareja, lo que atribuye a “la inseguridad y a
la falta de comunicación presencial”.
Para Mera el principal
motivo que desencadena estos comportamientos es “la falta de autocontrol”;
según el psicólogo se trata de “ser agente activo y no pasivo”, es decir, saber
escoger cúando, cómo y de qué manera se hace uso del teléfono móvil. “En lugar
de comprobar cada cinco minutos si nos han enviado un mensaje, inténtelo hacer
cada hora”, comenta.
Jugar on line a través del móvil
Por otro lado, el director de la Unidad del Servicio
de Psiquiatría del Hospital del Mar de Barcelona, Víctor Pérez, ha observado en
los últimos años un aumento de enfermos con trastornos mentales graves que
utilizan las nuevas tecnologías para aislarse. Y advierte: “Es muy difícil
revertir este tipo de situaciones”. Precisamente, un equipo de psiquiatras del
Hospital del Mar publicó recientemente un estudio sobre el incremento de casos
de hikikomori, un trastorno mental que conduce a las personas afectadas a
vivir recluidas en casa o en una habitación durante al menos seis meses para
evitar cualquier interacción social presencial.
No obstante, Pérez apunta
que el problema más importante es la adicción hacia los
juegos on line, una patología que va en aumento: “Hay mucha gente
enganchada”. La dificultad de curación radica en parte en el hecho de que si
bien los enfermos tienen la opción de que se les vete la entrada en los casinos
físicos, puesto que estos establecimientos tienen acceso a listas de ludópatas,
en el caso de internet no existen este tipo de limitaciones, lo cual dificulta
el tratamiento. Además, la tentación en la red, donde circula abundante
publicidad para que los internautas visiten este tipo de páginas, es mayor.
También critica que este tipo de empresas “tributen menos” que los casinos y la
facilidad con la que pueden anunciarse en los medios de masas.
La desconexión es necesaria
El primer paso para los expertos para conseguir
revertir la situación de gran dependencia hacia los móviles es que la persona
tome conciencia del problema que sufre y a partir de allí adopte algunas
medidas para atajarlo. Para acabar, ponen algunos ejemplos: recomiendan ser
coherente con los horarios de uso del teléfono, intentar no estar
constantemente pendientes del móvil en reuniones sociales, como comidas,
eventos familiares, entre otros, y potenciar aquellas actividades que nos
permiten relacionarnos presencialmente, como los deportes y las conversaciones
con conocidos, familiares y amigos.
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