Los
profesionales más desamparados a la hora de dar respuesta a estos jóvenes son
los profesores. Aunque piensan que los centros actúan con agilidad, reconocen
la necesidad de mejorar la formación.
¿Comprendemos realmente lo que le ocurre
a los niños? (iStock)
JOSÉ ANTONIO MARINA | eL cONFIDENCIAL |
02/02/2016
La
preocupación por la salud mental de
nuestros niños y adolescentes va en aumento. Hace años, Martin Seligman señaló
en su 'Estudio longitudinal de la depresion infantil', que al menos una cuarta
parte de los niños habían sufrido una depresión en algún momento entre los 8 y los 13 años
de edad. Por esta razón, la Universidad de Pensilvania lanzó un programa de
prevención, con el propósito de identificar a los niños de 10 a 12 años más
vulnerables, para luego enseñarles un conjunto de técnicas cognitivas y
sociales que les evitaran la depresión. Hay algunos psicólogos que están
alarmados por lo que consideran una “patologización excesiva de la
infancia”. En esta sección hemos hablado de ello. Pero no podemos minimizar
el problema.
El
profesor Casas, con un equipo del Hospital Vall d’Hebron, es autor
del estudio 'Evaluación y tratamiento psicopatológico en el fracaso escolar y
académico', realizado en 23 escuelas e institutos catalanes. Concluye que
“entre un 18% y un 22% de alumnos presentan trastornos psicopatológicos y del
aprendizaje ligados al neuro-psico-desarrollo”. Estas cifras son similares a
los porcentajes del resto de países desarrollados, pero en España los casos
afectan profundamente a la tasa del fracaso escolar porque no son debidamente
atendidos. Afirma que mediante un plan de seis años enfocado a tratar estos
problemas, podría reducirse el fracaso escolar a un 10%, es decir, a los
niveles que la Unión Europea nos señala.
La impresión general es
que la depresión entre los niños ha aumentado mucho en los cinco últimos años,
tal vez como consecuencia de la crisis económica.
La
semana pasada se presentó un completo estudio, dirigido por el doctor Matalí,
del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, titulado 'Adolescentes con trastornos de comportamiento', que recoge las opiniones de familias, docentes,
pediatras y profesionales de la salud mental sobre este problema. La impresión
general es que ha aumentado mucho en los cinco últimos años, tal vez como
consecuencia de la crisis económica, y que el problema no se ataca de manera
sistemática, porque hay una falta de cooperación entre los diferentes agentes
que intervienen.
Los
profesionales que se sienten más desamparados a la hora de dar respuesta a
estos jóvenes son los profesores. Aunque piensan que los centros actúan con
bastante agilidad cuando detectan estos casos, reconocen la necesidad de una
mejor formación, de más recursos institucionales para poder resolverlos. Una de
las consideraciones que el colectivo docente reclama es un mayor reconocimiento
por parte de los padres y también por parte de las instituciones. Esta
situación es importante, ya que los centros educativos, junto con los
pediatras, son los principales agentes en la detección de estos pacientes.
Más del 60% de los
padres afectados confiesa estar desbordado y angustiado por el problema.
Uno
de los cinco objetivos para mejorar la educación española que presenté en esta
sección, y en 'Despertad al diplodocus', era, precisamente, atender de manera eficaz a
niños y adolescentes con problemas psicológicos. Para ello,
necesitamos tratar adecuadamente a aquellos casos ya declarados, e
introducir en el sistema educativo una educación preventiva para
evitar su aparición.
Esto pasa, como señalé en 'El libro blanco de la profesión docente', por aumentar la calidad y las funciones de los
departamentos de Orientación de los centros educativos, y formar a los docentes
para que aprendan a tratar los difíciles problemas que se plantean en las
aulas. Ante casos que exigen una gran atención y que pueden alterar mucho la
marcha de las clases, los docentes necesitan ayuda. También la
necesitan las familias. Más del 60% de los padres afectados confiesa estar
desbordado y angustiado por el problema. Por eso, en los programas de
la Universidad
de Padres, hemos incluido las
recomendaciones más pertinentes.
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