Mejor con Salud
Puede que el título de este artículo
te haya sorprendido. ¿Puede la simple costumbre de caminar hacer que
nuestro cerebro se vuelvas más creativo y que, además, nos sintamos más felices? En
efecto, así es. Y no lo decimos nosotros, sino la mayoría de médicos y
neurólogos.
Uno de estos expertos es, por
ejemplo, el neurólogo José Ángel Obeso, director del Centro Integral en
Neurociencias de Madrid (España). Su trabajo diario en los hospitales y su
contacto con personas que atraviesan procesos de depresión, le han hecho ver lo
terapéutico que resulta el recetar “una hora de paseo diario”. Y
aún más, caminar, a ser posible, por un entorno natural.
Como ya sabes, la depresión, o
incluso pasar períodos muy largos con estrés y ansiedad, hacen que nuestro
cerebro presente un déficit en proceso cognitivos básicos, como en el caso de
la memoria, la capacidad de comprensión, la creatividad, etc. Si anduviéramos todos los días, todas estas
dimensiones mejorarían notablemente.
Ahora ya no tienes escusas. Después
de leer este artículo, estamos seguros de que vas a poner en práctica
Este remedio tan eficaz y terapéutico:
¡Caminar!
El “cerebro automatizado” y la infelicidad.
Hay un aspecto realmente interesante
que debemos tener presente. Hábitos que, sin que nos demos cuenta,
van haciendo que nuestro cerebro
acabe “automatizado” y, por tanto
estresado. No olvides estos aspectos:
El mayor enemigo para nuestro cerebro es la
rutina. El simple acto de hacer todos los
días las
mismas cosas consigue que vayamos
cayendo en una especie de depresión y en un inevitable desánimo.
Poco a poco, nuestro cerebro se
vuelve un poco más lento. Nuestra atención ya no es la misma porque, en
realidad, no tenemos estímulos
nuevos en los que fijarnos. Tenemos algunos fallos de memoria porque pocas
cosas nos parecen ya interesantes. Ante una baja motivación, el recuerdo es
menor.
La rutina nos baja el ánimo, y el
desánimo, en consecuencia, afecta notablemente al cerebro, establecemos menos conexiones neuronales, menos
sinapsis…
Día a día, nuestro cerebro actúa ya
de modo automatizado. Ya no hay momentos para el disfrute y la
creatividad, y él se rige entonces
por pautas establecidas, como funcionaría, por ejemplo, cualquier ordenador al
que hubiéramos programado. Es un riesgo muy elevado para nuestra salud
emocional y, también, física.
Según el doctor José Ángel Obeso,
los cerebros automatizados se dan especialmente en las grandes ciudades. Entre
aquellas personas que apenas dedican tiempo a sus propias necesidades
emocionales, que viven en grandes urbes rodeadas de contaminación y dosis muy elevadas de estrés.
Caminar, un acto de liberación personal.
“Los caminantes no tienen obligaciones, solo el
sencillo placer de liberarse paso a paso en su camino”. Según el doctor José Ángel Obeso, los beneficios
no se notan en el primer día, sino cuando
llevamos ya una semana y caminar es un hábito más en nuestras vidas. Es
entonces cuando empezamos a notar sus terapéuticos resultados:
-Al andar, el cerebro no tiene que preocuparse de
nada. Andar es fácil, todo el mundo puede
hacerlo y si, además, recibe una dosis extra de oxígeno y del aire puro de la naturaleza, se siente aún mejor. Es en
ese momento cuando empieza a estimularse nuestro lóbulo frontal, ese que está
relacionado con la creatividad y el estado de ánimo. Si a ello le sumamos la
liberación natural de endorfinas, es entonces cuando aparece la magia. El
cerebro se siente más eufórico y optimista.
-Ante un mejor estado de ánimo, aparece un aumento
de la creatividad. No
hay presiones, la hormona del cortisol que se segrega con el estrés desaparece
y se rompen esos muros que, habitualmente, nos traen el negativismo. Es el
momento en que vemos las cosas de otro modo. Nos notamos más relajadas, más
entusiastas, más confiadas.
-Las personas estamos acostumbradas a movernos en
espacios pequeños: nuestro
hogar, nuestro trabajo, los restaurantes a los que vamos, los supermercados…
Son espacios limitados, siempre llenos de gente. Lugares conocidos en los que,
habitualmente, se encienden nuestras tensiones. Sin embargo, el simple hecho de
empezar a caminar por un espacio natural y abierto se convierte en un
maravilloso acto de liberación y expansión.
-Según el doctor José Ángel Obeso, debemos buscar,
ante todo, el contacto con la naturaleza. Es como volver al útero materno, a nuestros orígenes. No es ningún acto
espiritual sino, más bien, una necesidad orgánica. Si andamos por nuestras
ciudades, seguimos respirando muchas de esas partículas contaminadas. Lo ideal
es que nuestros pulmones se llenen de oxígeno puro, y también es necesario que
nuestros ojos se encuentren con
escenarios nuevos, con nuevos estímulos con los que se enriquezca nuestro
cerebro.
Desde nuestro espacio te invitamos,
una vez más, a que te animes a caminar cada día, al menos, durante media hora.
Ve al parque, a la montaña, a la playa. Verás
cómo, al cabo de las semanas, has mejorado en salud física y emocional. Andar
es mucho mejor que un analgésico o unas vitaminas. ¡No lo dudes!
No hay comentarios:
Publicar un comentario