Evelin Doriana Castañeda Gutiérrez
– Blog Psicoactiva.com | 10/10/2016
Las células del cerebro son las neuronas y la
comunicación entre estas células nerviosas tiene ciertas características, una
de ellas es que casi nunca se tocan, aunque están separadas por pequeñísimos
espacios.
A la zona de interacción de las
neuronas se le llama sinapsis que significa unión- enlace.
Todas las acciones del cerebro como ordenar a los músculos que se contraigan y
se relajen en forma coordinada para llevar a cabo un simple movimiento, tareas
intelectuales, etc., son capaces de modular nuestras emociones.
El sistema límbico tiene una gran importancia en el origen y
el control de las emociones. Y dentro de este gran circuito, una pequeña
región, el hipotálamo, está asociada a muchas conductas emocionales y a
funciones como el hambre y la sed. Se ha podido observar que cuando se
destruyen algunos núcleos del hipotálamo, el sujeto puede dejar de comer e
incluso incluso morir de hambre literalmente en medio de la más apetitosa
comida. A través de este núcleo es que se siente la necesidad de comer. A
esta región del hipotálamo se le conoce como centro de la saciedad.
En el hipotálamo y en otras áreas del sistema
límbico se localizan los núcleos celulares que al ser estimulados provocan
respuestas de cólera y agresividad en los animales.
La
conversación entre las neuronas
Las neuronas tienen dos tipos de
prolongaciones, unas ramificadas, que confieren a estas células su aspecto
estrellado o arborizado característico, y otras más largas y más sencillas,
los axones, que son aquellas a través de las cuales las neuronas se
comunican entre sí. La parte final del axón, que establece la comunicación con
la neurona adyacente, se llama terminal sináptica o presinapsis, y se
identifica en un gran número de sinapsis por la presencia muy característica de
estructuras esféricas: las vesículas sinápticas.
En el interior de las células
nerviosas predomina el potasio y algunas proteínas también con carga eléctrica
mientras que afuera existe una alta concentración de sodio y cloro. Cuando la
neurona está “callada” su interior es más negativo eléctricamente que el
exterior, pero esta situación cambia abruptamente cuando la neurona se comunica
con otras neuronas. Los neurotransmisores son los comunicadores de la
relación entre las neuronas.
Los
transmisores químicos
Se trata generalmente de sustancias
sencillas. Considerando el número enorme de contactos que se establecen entre
las neuronas, es sorprendente el número tan pequeño de moléculas que la
naturaleza ha diseñado para transmitir los cientos de miles de mensajes
entre las neuronas. Los neurotransmisores pueden clasificarse,
desde el punto de vista de su estructura, en tres grandes grupos: los aminoácidos,
las aminas y los péptidos.
Como
se libera el neurotransmisor
Los neurotransmisores son expulsados de la neurona
presináptica para llevar el mensaje a la postsináptica. Los neurotransmisores
se almacenan en las estructuras características de la presinapsis, las
vesículas sinápticas, y permanecen ahí secuestrados hasta que el calcio
los hace salir en camino hacia la neurona a la que han de transmitir el
mensaje.
Los receptores
El contacto del receptor
con el transmisor origina el mensaje que reconocen las neuronas, es decir, un
cambio en la permeabilidad celular a un determinado ion y el cambio consecuente
en la distribución de las cargas eléctricas.
Los receptores postsináticos desempeñan un papel clave en la
fisiología de la conducta. Los receptores de un mismo neurotransmisor no siempre son
iguales, tienen diferencias en su estructura que obligan a pensar que son
moléculas distintas. Una vez que el mensaje ha sido transmitido, el
neurotransmisor, ya terminada su función, debe dejar de interactuar con el
receptor y desaparecer del espacio sináptico para que pueda iniciarse una nueva
comunicación, si es necesario. Existen dos tipos de acciones que permiten que
esto suceda: el neurotransmisor es destruido, ese transmisor destruido es
transportado de nuevo a las neuronas.
Interferencias en la comunicación neuronal
El proceso
de salida del neurotransmisor se puede alterar, con sustancias que cierran la
entrada de los canales del calcio, interceptando así la señal para
liberar el neurotransmisor. Otra forma de modificar el proceso de liberación
del neurotransmisor es impedir su entrada a las vesículas sinápticas. Algunas
toxinas, como el veneno de la viuda negra, incrementan en forma extraordinaria
e indiscriminada la salida de los neurotransmisores de las vesículas, con
lo que alteran los mecanismos normales de comunicación, en particular la de las
neuronas con los músculos. La muerte por botulismo se debe a
que la toxina impide la liberación de los neurotransmisores.
Los receptores, es decir
las proteínas con las que interactúan los neurotransmisores, también pueden ser
afectados por sustancias, algunas naturales, otras sintetizadas en el laboratorio.
La ansiedad natural y la ansiedad patológica
La ansiedad es
una condición natural. A nivel biológico, considerada como un estado de
superalerta, es un elemento clave para la supervivencia del individuo. La
ansiedad, con todas sus características orgánicas (temblor ligero,
palpitaciones, manos frías, sudoración). La ansiedad también puede llegar a ser
una respuesta patológica.
La ansiedad se puede manipular por medio de algunos de los
receptores de las neuronas
Los ansiolíticos más
eficaces son compuestos conocidos como benzodiazepinas. Además de
su efecto ansiolítico, las benzodiazepinas son utilizadas también como auxiliares
en el control del sueño, y contribuyen en esta forma, aunque
indirectamente, a disminuir la ansiedad. Es conocido por todos la falta de sueño es
una causa poderosa de ansiedad y que los problemas se agigantan durante las
horas de insomnio. El efecto de las benzodiazepinas como de los barbitúricos,
es el de aumentar la eficacia de este proceso de entrada de cloruros a las
neuronas. La presencia en el cerebro de estos receptores a las benzodiazepinas,
que son sustancias artificiales creadas por el hombre, sugiere la existencia
de una “benzodiazepina natural”, es decir, la sustancia que es
legítimamente dueña del sitio de las benzodiazepinas en el receptor.
La depresión
Las
fluctuaciones en el estado de ánimo no afectan las funciones orgánicas
cotidianas como, comer o dormir. Tampoco infieren en sus actividades de
trabajo, su desempeño intelectual y sus relaciones con otros individuos. La depresión endógena es una
enfermedad tan real como la pulmonía. Las personas que padecen depresiones, los
esquemas de conducta pueden aparecer en forma recurrente, es decir, desparecer
por un tiempo para luego repetirse con características muy similares. Los
síntomas son falta de motivación, falta de interés por
actividades que antes parecían atractivas, pasividad, falta de
concentración. Algunos pacientes depresivos adelgazan en forma notable,
mientras que otros por el contrario, aumentan de peso. En algunos, el insomnio
es frecuente mientras otros pasan la mayor parte del tiempo dormidos. Hay pacientes
que se muestran agitados y sin reposo, y otros apenas si pueden salir de la
cama. En etapas más avanzadas pueden presentarse alteraciones
psícoticas como alucinaciones o sentimientos de paranoia; el
número de suicidios en pacientes depresivos es muy elevado.
En el Trastorno Bipolar,
muchos enfermos responden bien a tratamientos farmacológicos con medicamentos
que en su estructura y por sus efectos, tienen una relación con los neurotransmisores del
grupo de las llamadasaminas biogénicas.
El Litio se
emplea también como terapia de mantenimiento para evitar la recurrencia de los
estados de depresión y manía en este trastorno; el litio disminuye la
severidad, duración y recurrencia de los episodios de manía y de depresión en
los trastornos bipolares.
La agresividad y la pasividad, también dependen de la química
del cerebro
La agresividad
es el resultado de la función de las neuronas integradas en circuitos. Actualmente
se conocen al menos seis áreas en el cerebro relacionadas con la agresión,
de las cuales las más importantes son la amígdala y el hipotálamo, que forman
parte del sistema límbico.
El primero está relacionado con una actitud depredadora, el segundo se refiere
a un comportamiento defensivo. En estos dos casos, la conducta agresiva se manifiesta
hacia un individuo de una especie distinta. Un tercer tipo de comportamiento
agresivo, es la llamada agresividad social. Este tipo de conducta
se manifiesta dentro de una colonia entre individuos de la misma especie. En
muchos casos este tipo de comportamiento agresivo está restringido a los machos
y tiene un claro vínculo con la actividad de la hormona masculina, la
testosterona.
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