JESSICA MOUZO QUINTÁNS |
Barcelona | El País
| 20/12/2019
"La EMA da
luz verde a la esketamina, que se administrará en forma de spray nasal y será
de dispensación hospitalaria"
La ketamina, ese viejo anestésico
reconvertido en una potente droga recreativa, tendrá una nueva vida como
fármaco para tratar las depresiones más graves. La Agencia Europea del Medicamento
(EMA, por sus siglas en inglés), ha dado luz verde al uso de la esketamina, un
primo hermano de la ketamina, para pacientes con depresión que no responden a
los tratamientos tradicionales y tienen un elevadísimo riesgo de suidicio. El
medicamento, de nombre comercial Spravato, se presentará en forma de spray
nasal y será de dispensación hospitalaria.
Desde que se
sintetizó en 1962, la ketamina ha tenido muchas vidas. La sustancia, con propiedades
anestésicas, se usó durante mucho tiempo como anestesia para niños y adultos.
También se empleó en veterinaria. Su salto al uso recreativo se debe a sus
efectos psicodislépticos, pues produce cambios mentales que
distorsionan la percepción normal de la realidad y puede inducir
alucinaciones.
Su nuevo uso, como parte del arsenal
terapéutico contra la depresión, supone una vuelta de tuerca a los
antidepresivos actuales, pues el mecanismo de acción es diferente. Mientras que
los clásicos, como el Prozac, actúan sobre el núcleo central, como un inhibidor
de la serotonina. La esketamina, un isómero de la ketamina, actúa sobre la
corteza cerebral. En concreto, sobre el sistema glutamatérgico: "Una
porción del glutamato está modulada por la esketamina y cuando actúa, cierta
cantidad de glutamato no se libera y reduce la cantidad de estrés. Aunque la
gente piense que una persona con depresión está como apagada, el problema es
que su cerebro está hiperactivo", explica Eduard Vieta, jefe de
Psiquiatría del Hospital Clínic de Barcelona y uno de los investigadores que
participó en los ensayos clínicos con el Spravato.
Otra diferencia con respecto a los
fármacos tradicionales es que la esketamina es altamente eficaz desde la
primera toma. Con los antidepresivos clásicos había un tiempo de carencia de
varias semanas hasta que comenzaba a hacer efecto en los pacientes. Sin
embargo, con el nuevo tratamiento, los efectos se detectan a las pocas horas.
"En la mayoría de los casos, los resultados se ven muy pronto y las ideaciones
suicidas desaparecen a las pocas horas", apostilla Néstor Szerman, jefe
del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón de
Madrid. En Estados Unidos, la FDA (la agencia reguladora, homóloga de la EMA)
ya dio luz verde al fármaco hace unos meses.
Con todo, advierten los psiquiatras, la
esketamina no es la panacea ni pretende serlo. "El uso no es inocuo. Son
fármacos que hay que utilizar solo en medios sanitarios y tiene que haber un
manejo de los efectos secundarios", sostiene el doctor Víctor Pérez, jefe
de psiquiatría del Hospital del Mar de Barcelona. De hecho, el nicho de
potenciales pacientes está acotado a aquellos que sufren depresiones muy
refractarias, que no han respondido, al menos, a dos antidepresivos
tradicionales. "Son fármacos alternativos a la terapia electroconvulsiva.
Es decir, para pacientes que no responden a otra cosa y tienen un riesgo de
suicidio muy alto", advierte Pérez. En
España, se estima que la prevalencia de la depresión
es del 4% y, alrededor
del 20% pueden ser resistentes a los tratamientos tradicionales.
El mayor riesgo que ven los expertos
con este fármaco son los efectos secundarios son los estados disociativos —en
los ensayos, según Vieta, el 25% de los pacientes sufrió "un estado de
despersonalización"— y la probabilidad de adicción. "Son fármacos que
tienen riesgos. No son la cura a la depresión, pero pueden hacer que los
pacientes se encuentren mejor. Aunque no son medicamentos para toda la
vida", avisa Marta Torrens, psiquiatra del Hospital del Mar.
El debate, no
obstante, está abierto y el uso de los psicodislépticos sigue generando
controversia. "Es como dar cocaína a un depresivo. La cocaína te da
alivio, pero después es peor la caída. Creo que es un fármaco que está a medio
investigar, que requiere más investigación sobre sus efectos indeseados",
opina Joan Ramon Laporte, catedrático emérito de Farmacología de la Universidad
Autónoma de Barcelona. Otros expertos, señalan, no obstante, que riesgos como
la adicción son asumibles. "Cualquier medicación puede generar abuso, pero
eso ocurre en personas que tienen una vulnerabilidad de base. El 30% de los
pacientes con depresión tienen abuso de otras sustancias, pero no nos preocupa
porque el riesgo real está en la depresión. Lo que nos preocupa es salvarle la
vida", apunta Szerman. Coindice Josep Antoni Ramos-Quiroga, jefe de
Psiquiatría del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona y miembro del Comité asesor
de este fármaco para Janssen, la farmacéutica que comercializa la esketamina:
"Las dosis que damos están muy por debajo de las dosis anestésicas que
generan adicción. Necesitarías 200 viales, al precio de 300 euros, para generar
adicción".
Con todo, para combatir los eventuales
riesgos, la dispensación sería hospitalaria y bajo control médico. "Se lo
administra el propio paciente, pero con la instrucción del sanitario. Dos
tercios de los pacientes mejoran con este fármaco", sentencia Vieta. En
los ensayos, se probó la esketamina en combinación con otro fármaco
antidepresivo de los tradicionales, pero Vieta matiza que la EMA ha dado luz
verde a la administración a solas de la esketamina. "Quedará a elección
del psiquiatra si lo combina o no", concluye el médico del Clínic. La
pauta de tratamiento empieza con varias dosis entre semana al principio, para
luego ir espaciando la administración del fármaco.
Ramos-Quiroga adelanta que hay un
estudio en marcha para analizar los resultados a largo plazo. "En el estudio
de seguimiento a 84 semanas, en los pacientes estables que habían remitido tras
la administración de la esketamina, el riesgo de recaída se redujo un
51%", apunta el psiquiatra de Vall d'Hebrón.
La ketamina no es la única sustancia de
uso recreativo que se ha puesto a disposición de la medicina para combatir
enfermedades. El éxtasis o la psilocibina (presente en un tipo de hongos),
también se están probando con potencial uso terapéutico. Durante una jornada de
debate celebrada la semana pasada en el Hospital del Mar de Barcelona, el jefe
de Psiquiatría del centro, Víctor Pérez, admitió que son "temas
conflictivos". "El uso no es inocuo y la duda que tenemos es qué
tenemos que hacer para seguir investigando, pero sin generar problemas
indeseados", apunta.
Como la esketamina, el éxtasis y
la psilocibina pueden actuar contra la depresión, aunque su potencial de
riesgo no es la adicción, sino "un mal viaje", resume Pérez. Es
decir, un cuadro psicótico. Un
derivado del mdma (éxtasis) también se está investigando para tratar el estrés
postraumático. "Estas investigaciones son una oportunidad que no
podemos desperdiciar, pero hay que controlarlo bien", agrega la psiquiatra
Marta Torrens.
No hay comentarios:
Publicar un comentario