ROCÍO NAVARRO MACÍAS | la Vanguardia | 10/10/2020
Las consultas a distancia por ansiedad crecen un 168%, y por duelo un 135%
Una buena conexión a internet y un
móvil es todo lo que se necesita para poner en marcha una sesión de
psicoterapia virtual. Los encuentros en remoto con los psicólogos se han
disparado en los últimos siete meses, un periodo en el que se ha tambaleado la
salud mental de gran parte de la población. ¿El motivo? La pandemia ha
afectado a muchos de los pilares sobre los que se asentaba
la seguridad emocional, y hoy, Día Mundial de la Salud Mental, vale
la pena tomar conciencia de ello.
“Las grandes crisis sociales son
momentos en los que mucha
gente experimenta a la vez un vuelco en sus valores, jerarquía de prioridades y
principios por los que rige su vida.
Esto hace que vuelvan la mirada hacia aspectos relacionados
con el bienestar psicológico , precisamente, porque se ha visto
seriamente perjudicado o está bajo algún tipo de amenaza”, explica el psicólogo
Rafael San Román, psicólogo de iFeel.
La realidad es que los
confinamientos, las pérdidas de familiares, los
despidos laborales y la limitación para ver a amigos y
seres queridos han dejado secuelas incluso en quienes gozaban de buena salud
emocional. “La terapia es algo que ayuda y hace bien siempre. Tener un apoyo,
un profesional experto en crisis, en cambios, en emociones… ayuda a atravesar
malos momentos y crecer encontrando el lado resiliente que cada uno tiene”,
explica la psicóloga y neurocientífica Ana Asensio, autora de Vidas en
Positivo (B de Bolsillo, 2020).
La toma de conciencia de que
el malestar psicológico natural y sobrevenido se puede trabajar es
uno de los factores que está motivando la incorporación de
la terapia entre la población. La conciliación con la vida cotidiana
que permite su forma virtual, también.
Según indica el estudio Psicología
y terapia online en España en la era del Covid19, realizado por la
plataforma de psicólogos online iFeel, el número de consultas digitales ha
aumentado un 98%. “No tenemos que resignarnos a encontrarnos mal. Es muy bueno
que, siempre que sea posible, se reserve un espacio para la terapia”, aporta San
Román.
La factura de
la incertidumbre
Aunque veníamos de una realidad en
la que el estrés dominaba las agendas diarias, la pandemia ha traído
consecuencias que han superado de forma radical el efecto del mismo sobre el
bienestar. “La crisis sanitaria incluye multitud de pequeños y grandes
estresores, presentes de forma continuada, que generan un gran desgaste”,
explica Rafael San Román, psicólogo de iFeel.
Además, esta crisis cuenta con un
componente muy elevado de incertidumbre, algo que no beneficia a salud
mental, sino que contribuye al malestar subjetivo. “No sabemos dónde está la
amenaza, no sabemos si nos afectará o cómo lo hará, o si suponemos un peligro
para otras personas, y esto dificulta mucho la manera de organizar la vida
cotidiana, el ocio y las relaciones. Todos ellos, aspectos enormemente
importantes para el bienestar diario”, continúa.
“La crisis
sanitaria incluye multitud de estresores que generan un gran desgaste” RAFAEL SAN ROMÁN Psicólogo,
iFeel.
Por su parte, Asensio sugiere que todos
estos factores precipitantes externos pueden crear
somatizaciones, alteraciones y trastornos a nivel conductual y emocional.
“Esta crisis ha puesto de manifiesto una situación antes no conocida: mucha
alarma social, incertidumbre convertida en pánico y un largo tiempo sostenido
de malas noticias”, señala la psicóloga.
En este escenario en el que, por
periodos de tiempo, la ciudadanía se ha visto privada de movilidad, la
psicoterapia ha cambiado la consulta por la pantalla. El estudio antes
mencionado revela que casi el 60% de los usuarios que acudieron a consulta a
través de dispositivos móviles no lo habían hecho antes de forma presencial, es
decir, era su primera vez en el psicólogo.
“La terapia virtual tiene
beneficios porque puede llevarse a cabo cuando la presencial no es posible.
Bien porque hay un confinamiento, porque el psicólogo más cercano vive lejos,
porque tengo dificultades de horario, de movilidad, o porque no deseo ser visto
yendo a una terapia en persona, por ejemplo”, comparte San Román.
Factores como la inmediatez, la
flexibilidad y el ahorro de tiempo han favorecido la conexión entre
psicólogos y pacientes. “Yo he hecho terapia con gente que estaba en su casa,
en su trabajo, en su cocina, en un parque, o incluso en el coche. Resulta muy
adaptada a cada vida y a cada circunstancia en función de la necesidad o
inmediatez, es mucho más fácil para ambos casos”, sugiere Asensio.
Ha surgido incluso una modalidad
escrita para quienes no disponen de acceso a cámara o se sienten más cómodos
expresándose a través de este medio. “Una terapia a través de un chat
escrito permite poder regresar siempre que se quiera al contenido de las
sesiones, sin olvidar que la escritura siempre beneficia la verbalización, la
profundización y la toma de conciencia. Esto sucede cuando se realiza en
condiciones tranquilas, reposadas y de total privacidad”, expone el psicólogo
Ansiedad, la
otra pandemia.
Salud, economía, trabajo y
relaciones personales se han visto golpeadas de forma radical. Y en ocasiones
al mismo tiempo. “Aunque estemos hablando de personas psicológicamente sanas y
sin estresores añadidos, si demasiadas cosas fallan a la vez, la salud
psicológica se ve mermada”, analiza San Román. Las consecuencias se han
materializado en un aumento de las terapias por cuadros por
ansiedad en un 168%, respecto al mismo periodo del año anterior, según indica
el informe de iFeel.
“Imaginemos alguien en cuya vida,
aparentemente, todo funciona. Pero si, en un corto espacio de tiempo, enferma
gravemente, pierde a alguien significativo y se queda sin trabajo es obvio que
va a sufrir un desgaste. Si cuenta con los suficientes factores protectores
(tanto psicológicos como sociales), el desgaste será menor”, añade el experto.
Junto a las consultas por ansiedad,
las que más han crecido han sido las destinadas a tratar el
duelo (135%). Así mismo el número de personas que han necesitado terapia
por depresión y problemas de pareja se ha elevado en un 80% y 65%
respectivamente. “En un momento en que las relaciones interpersonales se ven
tan perjudicadas por las restricciones de movilidad, la terapia proporciona un
espacio de contacto humano profundo y cercano, aunque no haya estrictamente un
contacto físico”, aclara San Román.
¿Cuándo acudir
a terapia?
Como dice el especialista: “Uno
tiene un problema (por ejemplo, psicológico) cuando lo que le ocurre le genera
problemas”. No dormir de forma regular o hacerlo con pesadillas
continuas pueden ser indicios de que algo no va bien a nivel emocional. “Es
importante fijarse en la capacidad para poder desempeñar las responsabilidades
de la vida diaria, la calidad de las relaciones interpersonales,
el estado de ánimo, la activación de nuestro cuerpo (por exceso o por
defecto), entre otras cosas”, comparte San Román.
Además de síntomas acusados como
ataques de ansiedad, pánico, angustia, existen otros que pueden revelar una
ruptura con el bienestar. “Puede ser nerviosismo, preocupación,
malestar, nudo en el estómago, en la garganta, dificultad respiratoria,
cambios en el estado de ánimo y del humor. También irritabilidad, preocupación continua, tristeza y
bajones… “, aclara Asensio. Un especialista puede ayudar a manejar todas estas
situaciones y, por qué no, a devolver el estado de bienestar perdido con un
gesto tan sencillo como iniciar una videollamada en el móvil.
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