Edith Sánchez | La Mente es Maravillosa | 25/12/2020
Soñar despiertos es entrar
en el terreno de la libertad. Varios científicos han descubierto que este
ejercicio no solo incrementa varias habilidades intelectuales, sino que también
incide en el estado de ánimo y hasta puede dar origen a una realidad concreta.
Cerrar
los ojos y soñar despiertos nos permite ir a cualquier lugar, realizar
cualquier deseo y enfrentar cualquier miedo. Pero, ¿para qué sirven este tipo
de viajes? La ciencia ha descubierto que este sencillo y agradable ejercicio
incrementa tu inteligencia, además de darte un rato de placer.
Hay muchas culturas y entornos en las que la imaginación está
casi proscrita. Soñar despiertos se ve como una forma de perder el tiempo y
como un ejercicio que no tiene mayor utilidad. Hoy sabemos que no es así.
Se
suele decir también que soñar despiertos está asociado a la adopción de una
posición pasiva. No se cree que esto sea una actividad, sino que, por el
contrario, es algo que inhibe la acción.
De nuevo, esto es un error. Hoy por hoy se ha detectado que la imaginación
puede ser un gran estímulo para la acción. Hablemos de todo
ello.
Soñar despiertos:
su impacto en la memoria
El
psicólogo Alan Pavio dice que cerrar los ojos y visualizar ideas tiene un
efecto excelente sobre las habilidades intelectuales.
Este experto canadiense, famoso por sus estudios acerca de la imaginación en
los años 70, encontró que para las personas es más fácil cerrar los ojos e
imaginar cosas concretas, como flor o sol.
Por
el contrario, resulta muy más difícil imaginar y recordar conceptos abstractos,
como bueno o malo, feliz, equilibrado, etc. De toda esa observación concluyó
que la visualización concreta de las ideas, en la mente, ayuda a potenciar la memoria.
En otras palabras, traducir las ideas en imágenes mentales hace que las
recordemos mejor.
Esto
fue corroborado por la neurocientífica Eleanor Maguire.
Esta experta de la Universidad de Londres estudió a los famosos “atletas de la
memoria”, esas personas que ganan concursos porque son capaces de recordar en
un rango extraordinario. Descubrió que casi todos ellos emplean la técnica
de la visualización mental para
fijar en su memoria la información.
El poder de la imaginación
Steve
Kosslyn, de la Universidad de Harvard, es otro de los expertos que se ha
interesado en el fenómeno de la imaginación o creación de imágenes mentales de
la realidad. Sus estudios le llevaron a concluir que, cuando se imagina un
objeto, se activan dos terceras partes de las zonas cerebrales que participan
cuando lo vemos en la realidad.
También
se ha comprobado que imaginar sucesos muy negativos afecta emocionalmente
a las personas. Cerrar los ojos y soñar
despiertos con un desastre, genera miedo y angustia, aunque seamos conscientes
de que esto no está ocurriendo en el mundo real.
Lo
bueno es que también ocurre lo mismo con los sucesos positivos. Cerrar
los ojos y soñar despiertos con eventos deseados o gratificantes genera
emociones de bienestar. Ayuda a reducir el estrés y nos relaja. Incluso,
contribuye a que aumente la productividad.
Más imaginación,
más inteligencia
Los
datos disponibles indican que es posible entrenar la imaginación para mejorar la
memoria y optimizar el aprendizaje. Se le considera una vía
para incrementar la inteligencia en su conjunto, mejorar el estado de ánimo e
incluso estar en mejor forma física.
Es muy conocida una anécdota al respecto del
neurocientífico Vinoth Ranganathan. En 2004, evidenció que si una persona
imagina que está flexionando un músculo, esto tendría un efecto físico. En
efecto, se puso de manifiesto que quienes realizaban este ejercicio mental,
pasadas algunas semanas, tenían más fuerza en el músculo que habían ejercitado
solo en el plano mental.
También
probó que varios meses después de interrumpir el entrenamiento, el músculo en
cuestión conservaba su fuerza. Con todo ello evidenció que si se hace una tarea
imaginaria repetida y por un buen tiempo, se generan cambios fisiológicos plenamente
comprobables.
El gimnasio de la
imaginación
Soñar
despierto y dejar volar la imaginación es una actividad que puede convertirse
en una excelente aliada. De hecho, sin darnos cuenta, todo el tiempo
estamos imaginando y visualizando situaciones. El
secreto está, entonces, en hacernos más consciente de todas esas imágenes mentales que pasan por nuestra cabeza. Dirigirlas en forma deliberada y hacer que jueguen a nuestro favor en diversas situaciones. En otras palabras, aprovechar el amplio potencial de la imaginación.
Como
toda habilidad, esta también requiere de práctica.
Como lo señaló Ranganathan, de lo que se trata es de formar una imagen mental
concreta y soñar despiertos con ella, de forma repetida. Imágenes de bienestar
personal, de cambios positivos, de desarrollo de alguna habilidad. Todo indica
que hay un punto en el que esto se materializa en la realidad.
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