GABRIELA
MAESTRE |
La Vanguardia | 22/11/2020
Los hijos medianos no
tienen por qué ser más rebeldes, ni más inseguros. Al menos, no de forma
sistemática. Pero el orden
de nacimiento de los hijos sí
influye en cómo desarrollan su personalidad, y los medianos a veces se llevan la
parte más complicada. Mientras que sus hermanos tienen un rol
mucho más definido, el del medio tiene que adaptarse a la situación. Pero eso no es indicio para hablar de la existencia del síndrome
del hijo mediano, al menos no como un diagnóstico.
Los niños que han nacido en
una posición determinada pueden tener aspectos de su personalidad en común. Al
fin y al cabo, es muy probable que hayan pasado por experiencias similares.
Pero esto no tiene por qué ocurrir siempre. Como seres sociales, crecemos y nos
desarrollamos dentro de un entorno que nos influye; y quien más peso tiene en
esto es la familia. Los padres
deben encontrar tiempo y espacio de dedicación a cada uno de sus hijos.
Síndrome
del mediano – El mayor y el pequeño, con roles definidos
Los padres son los que nos
dan nuestras primeras interacciones, nuestros valores y nuestras expectativas
sobre la vida. Y todo esto que los padres dan y los hijos reciben depende en
gran medida de la situación socioeconómica de la familia, de cómo
se organiza y
de los sucesos que la envuelven. La terapeuta familiar Teresa Moratalla,
secretaria del Col·legi de la Psicologia de Catalunya,
recuerda al respecto que cada persona se construye en base a sus circunstancias particulares, pero eso no quita que muchas familias tengan características comunes,
ya que la llegada de los hijos puede vivirse de formas muy similares.
“Cuando nace el primer hijo, los padres no
saben hacer de padres, se estrenan en un rol, y puede que tengan más miedo. A veces toda la familia se
vuelca más, porque esta criatura está sola y le pueden dedicar más atención”. Y
todo el aprendizaje que hacen con este primer hijo, dice Moratalla, sirve “para
que la llegada de otros hijos no sea tan agobiante, porque ya tendrán alguna
idea sobre qué deben hacer y qué quiere decir ser padres”.
Muy probablemente, aunque
nunca podemos generalizar sobre estos temas, “el primogénito también será
responsable del que vaya detrás, y se lo seguirá responsabilizando del que
nazca tercero. Al ser el mayor, se entiende que puede y debe hacer las cosas mejor, y ayudar con sus hermanos.
También es un lugar común
que el pequeño de la familia se lleve gran parte de la atención familiar. Esto
suele pasar, sobre todo, cuando hay cierta diferencia de edad con sus hermanos.
Tras la crianza de los anteriores, los padres ya son más mayores, están más
cansados, y un bebé nuevo puede ser algo más gracioso y tranquilo, ya que aún
necesita toda la atención de sus progenitores. Además del casi descanso que
puede suponer una rutina ya conocida, dentro de algo tan complicado como ayudar
al desarrollo de otra persona.
Gestión de la atención -
¿Dónde encaja el hijo mediano?.
Y con todos estos papeles
definidos, ¿dónde encaja el hijo mediano? “Los hijos medianos suelen tener
un rol más difuminado, hacen de bisagra porque deben adaptar su posición familiar dos veces”.
Es decir, cuando nacen, deben buscar su lugar psicológico. “Como ya hay otra
persona que recibe atención y cuidados, el segundo busca sus propias
características que lo diferencien del mayor. Normalmente, si el mayor es más
extrovertido, este será más tranquilo, o viceversa.” Y cuando nace el pequeño,
deben acostumbrarse a compartir la atención de sus padres con otro más.
Aunque ambos nacimientos
también afecten a la posición del hermano mayor, “porque aparece alguien que
ocupa una posición que antes era exclusivamente suya, el mediano hace un
esfuerzo mayor, ya que debe adaptarse a la situación dos veces”, explica
Moratalla.
Todo esto puede provocar situaciones de celos en cualquiera de las direcciones, pero tampoco es algo generalizable. Lo que sí suele ocurrir es que se generen entre los hermanos dinámicas que les ayudan a encontrar su propia personalidad y a desarrollar habilidades que les serán útiles en el futuro.
Por ejemplo, muchas veces
se dice que los medianos son personas más independientes. Y
tiene sentido, ya que nunca han acaparado la atención familiar. Pero gracias a
esto, desde pequeños han aprendido a negociar.
“Desde que nacen se ven
condicionados por un sistema de hermanos, y tienen que compartir y competir,
las dos cosas. El que llega segundo se encuentra con que ya hay otro que hace
cosas, y debe encontrar su propio lugar para destacar.”
Y si al principio negábamos
que su situación los llevara a ser más rebeldes, tampoco podemos negar que
existan casos en que sí, precisamente por la búsqueda de este contraste.
“Cuando nos encontramos con familias donde se dan situaciones de conflicto, es
posible que sea porque se considera al hijo mayor perfecto en muchos aspectos”,
señala la terapeuta. “Así que, para ser visto, el mediano se rebela, tratando de destacar
de una forma negativa.” Esto también puede ocurrir
al contrario, aunque las probabilidades son menores; nunca se puede predecir en
dinámicas tan complejas como las que se dan dentro de una familia.
¿Cómo actuar? – La clave:
evitar las comparaciones
El pequeño de la familia suele llevarse gran parte de la atención de los
padres, y eso puede generar celos en los hermanos.
Esto no quiere decir que no
se puedan evitar estas situaciones. Con la crianza, los padres pueden ayudar a
sus hijos de muchas maneras a crecer y encontrar un espacio propio. Y el primer
consejo de Teresa Moratalla al respecto es evitar las comparaciones. “Aunque un
padre diga que no compara a sus hijos, la situación se compara por sí sola. Por
ejemplo, siempre habrá un hermano con mejores notas.” En estos casos, lo
importante es no echárselo en cara al que vaya peor académicamente. Es evidente
que él ya lo sabe, y esto solo serviría para separarlo más de sus hermanos.
Por el contrario, mejorará
mucho su relación con toda la familia si los adultos le dedican parte de
su tiempo. Jugar con el mediano, interesarse por sus aficiones y amigos, o
simplemente preguntarle cómo le va en su día a día son formas sencillas de
dedicarle atención exclusiva y hacer que se sienta integrado.
Y, por supuesto, la fórmula
que destaca Moratalla por encima de todo es “dándoles cariño, reconocimiento y valoración”. Porque las cosas que hagan, les salgan mejor o peor, también son
importantes, y se les ha de apoyar en todo momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario