FRANCISCO ALONSO-FERNÁNDEZ |
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La alexitimia (AL) se define como un déficit comunicativo
emocional, asociado con el pensamiento operacional, alta impulsividad y
copiosas sensaciones corporales. AL es un frecuente perfil masculino
(prevalencia del 10%). En su etiología participan factores cerebroorgánicos,
psíquicos o sociales.
I. ANTECEDENTES PSICOSOMÁTICOS DE LA ALEXITIMIA
Casi desde el principio se observó que la presencia de la
Alexitimia (AL) en los enfermos psicosomáticos no era constante y que tampoco
era un dato específico, puesto que además de alcanzar en la población general
una tasa de cierto relieve, su prevalencia era aún más alta en diversos tipos
de enfermos físicos o psiquiátricos no encuadrados en la esfera de los enfermos
psicosomáticos clásicos.
El fracaso de la psicoterapia verbal en los enfermos
psicosomáticos fue atribuido por Rüsch, en un trabajo publicado en 1948 en la
revista americana de medicina psicosomática, a que estos enfermos tenían
una especial falta de habilidad para descargar sus tensiones emocionales por
medio de la palabra, el símbolo o el gesto, porque eran especialmente propensos
a utilizar los canales somáticos como única vía disponible para la descarga de
sus emociones. Atribuyó esta falta de habilidad a una inmadurez emocional
enmarcada en una personalidad infantil.
II. EL PERFIL DE LA PERSONALIDAD ALEXITÍMICA
El concepto AL fue tomando gradualmente, a partir del radical
etimológico señalado, un sentido más global, en forma de un perfil de
personalidad, que abarca datos afectivos, cognitivos, psicomotores y
somáticos. He aquí la enumeración de los rasgos personales más importantes:
• Incapacidad de identificar, reconocer, nombrar o describir las
emociones o los sentimientos propios, con especial dificultad para hallar
palabras para describirlos.
• Pobreza en la expresión verbal, mímica o gestual de las
emociones o los sentimientos.
• Falta de captación de las emociones o los sentimientos ajenos
(trastorno de la empatia).
• Pensamiento muy concreto y pragmático, con dificultades para el
pensamiento abstracto.
• Reducción o anulación de la fantasía, los sueños o ensueños y la
vida imaginativa.
• Falta de capacidad para la introspección y la creatividad.
• Inclinación al aislamiento, sin tener sensación de soledad.
El núcleo semiológico del perfil de la personalidad alexitímica
reside en la afectividad, en forma de una incapacidad para identificar,
reconocer, describir o nombrar los sentimientos o las emociones propias y de
una dificultad para captar los estados emocionales ajenos, o sea, en conjunto
una conciencia emocional precaria.
Hoy, el concepto global de AL posee una especial trascendencia
social y clínica.
III. LA TRASCENDENCIA SOCIAL DE LA ALEXITIMIA
La AL opera como una variable perturbadora de la interacción
social. La trascendencia social de la AL consiste en actuar
como fuente de problemas en las relaciones interpersonales por razón del
trastorno comunicacional y la penuria emocional o la falta de empatía, a lo que
se agrega con frecuencia la descarga de emociones negativas o una acción
impulsiva. Todo lo cual denuncia al sujeto alexitímico como responsable del
sufrimiento de los demás y poco dotado para el éxito en la vida social.
En la relación de pareja el hombre alexitímico, con un
comportamiento habitual serio, reservado e independiente, se convierte en un
agente frustrante para su compañera.
El trabajador alexitímico inspira recelo a sus compañeros como el
más antipático y distante del grupo y el más amenazado por razones obvias por
la pérdida del empleo.
El jefe alexitímico es una figura laboral poco estimada por lo
general por sus subordinados, al ejercer su función con despotismo y desafecto
y al tiempo mostrarse poco competente al ser incapaz de asumir y desarrollar
proyectos de largo alcance.
La AL es asimismo un serio riesgo para el mismo médico por dos
serias razones. En primer lugar, porque la AL y el narcisismo –con algunos
rasgos comunes entre ambos–son los dos perfiles personales más incompatibles
para el ejercicio de la medicina, puesto que ambos hacen imposible la actitud
altruista, que, como yo mismo he puesto de relieve en el libro ¿Por qué
trabajamos?,7 es la esencia del espíritu médico.
¿Y qué decir de la presencia de la AL en los enfermos?
IV. EL ENFERMO ALEXITÍMICO
La AL interviene como una variable de riesgo, predisponente,
determinante o precipitante, para el enfermar psíquico o físico, utilizando una
de estas cuatro vías: la somatización o expresión de las emociones o los
sentimientos en forma de signos somáticos; el predominio de la experiencia
emocional elemental negativa, tipo hostilidad; la mala calidad de vida, y la
degradación de las experiencias interaccionadas con los otros.
El alexitímico es el sujeto somatizador por excelencia. No sólo
vierte con preferencia o de modo exclusivo sus emociones y sentimientos por un
canal somático, sin ser capaz de diferenciar la emoción en sí de sus signos
somatizados, ni de discriminar el sufrimiento emocional del dolor físico, dado
que por su condición hiperestésica, experimenta todos los fenómenos corporales
de un modo especialmente mortificante.
Por su parte, el enfermo depresivo muestra una
profunda afinidad sintomatológica con la AL, tanta que muchas veces podría
considerársele como el alexitímico espurio arquetípico. La abundancia de síntomas
somáticos primarios –que no son somatizaciones pero pueden confundirse con
ellas–, el predominio de las emociones negativas y la pérdida de la
sintonización con los demás o con el espacio exterior son un trío
sintomatológico que convierte a muchos enfermos depresivos en supuestos
alexitímicos transitorios.
El alto porcentaje de AL en la población femenina registrado en
algunos estudios epidemiológicos pudiera deberse a haber descuidado establecer
las diferencias entre la mujer alexitímica y la mujer depresiva.
La acumulación de AL entre los enfermos adictivos pudiera
atribuirse, según estos autores, a que <<la dependencia por un objeto
humano se sustituye por la dependencia por un objeto exterior, gracias a la
disponibilidad inmediata de este objeto como fuente de placer
autárquico>>. También podría especularse con la idea de que el sujeto
alexitímico recurre al objeto adictivo, lanzado por la búsqueda de sensaciones
para compensar su falta de capacidad para experimentar emociones.
En cuanto a la posible intervención de la AL como un factor
adictógeno en las adicciones psicosociales patológicas, se concentra, según los
conocimientos actuales, en los tipos adictivos siguientes: el obeso asociado
con hiperfagia adictiva, el subtipo de adicto al sexo promiscuo o anónimo, el
adicto al cibersexo, el ludópata adictivo y el adicto al trabajo.
Aunque la AL no se acompaña siempre de somatizaciones, hay un
amplio sector de alexitímicos somatizadores o polarizados en una actitud
hipocondriaca. Por tanto, hay que contar con una nutrida presencia de la AL
entre los hipocondriacos genuinos.
V. LA ETIOLOGÍA DE LA ALEXITIMIA
Sobre la base de que hay
sujetos con AL ya en el curso del desarrollo infantojuvenil y otros que
adquieren la AL en la edad adulta o involutiva, Freyberger
(1977) distinguió dos modalidades esenciales de AL: la AL
primaria y la AL secundaria.
La clave neurobiológica
de la AL reside en una conexión funcional insuficiente entre ambos hemisferios
cerebrales.
Las causas infantojuveniles de la alteración funcional u orgánica
del cuerpo calloso se distribuyen entre la herencia, el proceso cerebral
orgánico y la carencia afectiva.
La lesión cerebral determinante de AL primaria puede acontecer
durante el desarrollo intrauterino en la figura de una displasia cerebral
genética o adquirida, o en la primera edad infantil, en forma de un traumatismo
craneoencefálico, una encefalitis, un tumor cerebral o un proceso
neurodegenerativo.
La carencia afectiva o la falta de cuidado maternal durante los
dos o tres primeros años de vida es un factor que puede inhibir o perturbar el
desarrollo cerebral perpetuando la escisión parcial o total entre ambos
hemisferios.
La hipótesis de la lateralización cerebral en forma de un
predominio del hemisferio derecho o del izquierdo, ha suscitado una polémica
notable sobre las diferencias funcionales entre ambos hemisferios. A este
respecto, resulta apasionante indagar cómo se establece en el alexitímico la
relación entre ambos hemisferios cerebrales.
El examen de la repartición de funciones entre ambos hemisferios,
a la luz de las últimas observaciones clínicas y morfológicas, permite mantener
que el hemisferio izquierdo está más especializado en los sentimientos
positivos y el derecho más implicado en los sentimientos negativos. Algo así,
como si el hemisferio izquierdo fuera el órgano de la euforia y el placer, y el
hemisferio derecho la sede de la tristeza y el displacer.
Para apoyar esta nueva idea sobre la repartición de funciones
entre ambos hemisferios, se agolpan los datos clínicos y morfológicos que
denotan en los alexitímicos y en los depresivos la presencia de un hemisferio
izquierdo hipoactivo o hipoexcitable asociado con un hemisferio derecho
sobreactivo o dominante.
Por tanto, puede hoy admitirse que una vez interrumpida la conexión
interhemisférica se invierte el grado de actividad proporcional entre los
hemisferios convirtiéndose en dominante el hemisferio derecho.
El concepto de la AL secundaria, aquella de
aparición tardía, se ha manejado en ocasiones con escaso rigor, sin tener en
cuenta que la AL no tiene una naturaleza estructural reactiva o neurótica.
Un grupo familiar muy cohesionado o coherente puede adquirir
características alexitímicas cuando afronta circunstancias materiales
extremadamente difíciles, llevado por el común esfuerzo de ajustarse a la
situación. El embargo de una comunidad familiar por elementos alexitímicos se
debe casi siempre a la hiperadaptación a un ambiente sumamente desfavorable o
al sometimiento al mismo, y no a un factor hereditario como pudiera
presuponerse.
Entre la AL genuina y la AL espuria se interpone la AL situativa,
producto de una situación distresante, como puede ser el caso del médico
sometido a emergencias negativas reiteradas.
VI. DETECCIÓN Y ORIENTACIÓN TERAPEÚTICA DE LA ALEXITIMIA
Contando con que el médico examinador no sea alexitímico, y como
hemos visto no suele serlo porque si tal aconteciera todos los enfermos le
parecerían secos y aburridos, la impresión de encontrarse ante un paciente que
habla lentamente, con una tremenda monotonía y se pierde en detalles
transmitiendo pesadez, es un dato muy válido para sospechar en principio que
nos encontramos ante un paciente alexitímico.
En todo enfermo sospechoso de AL, el médico dispone para verificar
su sospecha de la captación de cuatro constructos objetivables, que son como
los pilares clínicos de la AL: la falta de verbalización de las emociones; la
incapacidad para ofrecer reacciones emocionales, salvo la hostilidad o el
enfado; el tipo de pensamiento lento, exterior y prolijo, y la ausencia de
imaginación asociada con la escasez de ensoñaciones diurnas o de sueños
nocturnos. La precariedad de la conciencia emocional puede alcanzar en el alexitímico
distintos niveles, para cuya determinación el índice más fiable se encuentra en
la dificultad para encontrar las palabras adecuadas al tratar de describir o
enumerar el sentimiento o la emoción experimentada por él o por otra persona.
Se dispone hoy de una serie de escalas o cuestionarios para la evaluación
psicométrica de la AL.
Es este un momento muy oportuno para insistir por mi parte en el
rechazo del manejo autoadministrado o autoevaluado de cualquier test. Toda
prueba psicométrica de AL manejada o evaluada sin la presencia o el control
directo de un experto ofrece unos resultados carentes de fiabilidad. Incluso,
el manejo de estas pruebas en la investigación epidemiológica exige la
intervención directa del experto durante su realización y al final en la
evaluación de los resultados.
El inicio del tratamiento del alexitímico requiere la existencia
de una motivación o una solicitud. La demanda de tratamiento puede partir del
médico, de algún familiar muy machacado por el alexitímico o de él mismo para
poner remedio a sus somatizaciones o a la patología asociada de tipo físico o
mental. Pero si no existe la petición propia o ajena referida, la terapia del
alexitímico no podrá concretarse en nada, ante un sujeto que no se queja ni
reclama nada.
La psicoterapia selectiva
para el alexitímico queda limitada a estas dos modalidades de psicoterapia
breve: la psicoterapia interpersonal o al análisis introspectivo.
Con la psicoterapia interpersonal se persigue la reducción de los
conflictos personales presentes en una proporción abrumadora en la vida del
alexitímico y con el análisis introspectivo se pretende mejorar la restricción
de la conciencia emocional (nombrar y expresar las emociones) y enriquecer el
pensamiento y la vida imaginaria con la aportación de reflexiones.
En el plano de la socioterapia, el alexitímico puede beneficiarse
con el concurso de los contactos personales y la asistencia asidua a un club
recreativo para participar en sus actividades. La sujeción a un plan de vida
regular, distribuido de forma equilibrada, entre el sueño, el trabajo, la
relación con los familiares o los amigos y el ejercicio físico, puede
reportarle grandes beneficios, sobre todo si este plan de vida lo comparte con
su pareja. No debe olvidarse que la alta susceptibilidad del alexitímico para
la patología física proviene en una amplia medida de llevar una vida de mala
calidad.
La indicación de psicofármacos en los alexitímicos se ajusta al
logro de estos cuatro objetivos: primero, activar los sentimientos positivos; segundo,
reducir la hostilidad y los sentimientos negativos; tercer objetivo, inhibir la
impulsividad o facilitar el autocontrol, y el cuarto, amortiguar las
somatizaciones, dos metas accesibles al empleo de ciertas moléculas
psicorreguladoras
La mejoría del alexitímico es accesible, pero exige un gran empeño
terapéutico desplegado en los tres frentes comentados: la aplicación de los
medicamentos adecuados, la entrega a la modalidad de psicoterapia breve
efectiva señalada y una estrategia de vida debidamente planificada.
Tres apretadas conclusiones:
• 1a. La recomendación de retener en la memoria las
pistas que hemos dado para reconocer al alexitímico a través del trato
familiar, social o laboral, o la entrevista clínica.
• 2a. El giro copernicano registrado en la repartición de
funciones entre el cerebro derecho y el izquierdo.
• 3a. La exigencia de efectuar un examen psiquiátrico en la mayor
parte de los enfermos somáticos cronificados. En más del 60% de los enfermos
somáticos crónicos existe una sobrecarga psicopatológica.
En atención a esta elevada tasa de comorbilidad entre la patología
mental y la patología orgánica crónica, se establece el alto interés actual de
realizar una revisión psiquiátrica sistemática en todo enfermo somático
cronificado.
Buenos días. Este artículo es una pequeña parte del original. Si a alguna persona le interesa leerlo completo puede encontrarlo en los datos de cabecera. Lo he resumido muchísimo intentando no omitir los conceptos más importantes. Es para tener una idea de este trastorno mental. Gracias por vuestra comprensión.
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