En el artículo, J.B. Deacon desglosa algunas
de las creencias asociadas al modelo biomédico en salud mental,
contrastándolas con los datos disponibles. Según este autor, estas son las
falsas creencias que acompañan al modelo biomédico en salud mental:
Creencia 1: Los trastornos mentales son enfermedades
cerebrales causadas por el desequilibrio de los neurotransmisores,
anormalidades genéticas y defectos en la estructura y funciones del cerebro.
Hecho: Los científicos no han identificado
una causa biológica, ni siquiera un marcador biológico inequívoco, de
ninguno de los trastornos mentales.
Creencia 2: La medicación psicotrópica funciona
mediante el reajuste de los desequilibrios en los neurotransmisores
responsables de la enfermedad mental.
Hecho: No existe evidencia concluyente de que
los trastornos mentales sean causados por un desequilibrio químico, o
de que los fármacos funcionen corrigiendo dichos desequilibrios.
Creencia 3: Los avances en neurociencia han
dado paso a una nueva era de fármacos más eficaces y seguros.
Hecho: Los fármacos psiquiátricos modernos no
son, a grandes rasgos, ni más seguros ni más eficaces que los
descubiertos casualmente hace medio siglo.
Creencia 4: La psiquiatría biológica ha hecho grandes
progresos para la reducción de la carga de las enfermedades mentales en el
mundo.
Hecho: Los trastornos mentales se han vuelto más
crónicos y graves, y el número de personas con discapacidad asociada a
sus síntomas ha aumentado de manera constante en las últimas décadas.
Creencia 5: Educar a la sociedad sobre la idea de que
los trastornos mentales tienen su origen en causas biológicas reduce el
estigma asociado a la enfermedad mental.
Hecho: A pesar de que la sociedad ha aceptado ampliamente
la idea de que los trastornos mentales tienen un origen y tratamiento
biológico, los problemas de estigmatización no han mejorado e,
incluso, se están agravando.
Creencia 6: Una mayor inversión en investigación en
el campo de las neurociencias permitirá desarrollar tests diagnósticos
basados en componentes biológicos y tratamientos farmacológicos
curativos (no sólo paliativos).
Hecho: La industria farmacéutica ha reducido
drásticamente sus esfuerzos en desarrollar nuevos
fármacos, debido a la falta de dianas moleculares prometedoras capaces
de incidir sobre los trastornos mentales y al fracaso constante de los
nuevos compuestos en demostrar su superioridad frente al placebo.
Tras la revisión de los estudios científicos
publicados, Deacon concluye que, a la luz de los resultados, los “frutos
de la revolución biomédica en salud mental” se traducen en un
fallo en la identificación de las bases biológicas de los trastornos
mentales, en la promoción de desequilibrios bioquímicos infundados,
en su fracaso para reducir el estigma, en la falta de innovación y en
pobres resultados a largo plazo de los tratamientos farmacológicos, unido a
un incremento en la cronicidad y severidad de los trastornos mentales. Por
todos estos motivos, insiste el autor, en la necesidad de sentar las bases
para que la comunidad científica establezca un diálogo abierto
sobre la salud mental, que permita avanzar, de una vez, hacia nuevos
modelos y tratamientos.
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