ARTURO TORRES | Psicología y Mente
El
sentimiento de hostilidad dirigido contra alguien puede llegar a convertirse en
todo un problema.
Las emociones pueden
llevarnos a reaccionar de manera rápida ante situaciones que requieren de una
respuesta urgente, pero, paradójicamente, también nos pueden anclar en el
pasado si no sabemos gestionarlas bien.
El caso del resentimiento
es el ejemplo más claro de esto último: a través de él, una experiencia pasada
es capaz de mantenernos reviviendo una y otra vez el sentimiento de molestia
que alguna vez vivimos, pero que en realidad no tendríamos por qué estar
sufriendo en el presente.
En este artículo veremos
varias claves acerca de cómo
superar el resentimiento, reorientar nuestras emociones y dejar de sentirnos
frustrados por algo que ya no tiene la importancia que le
damos.
Superar el resentimiento,
paso a paso
Estas son algunas claves
para entender de qué manera se puede superar el resentimiento. Eso sí, no hay
que perder de vista el hecho de que cada caso es único y hay que saber adaptar estas ideas al modo
en el que se vive en un contexto y un momento
determinados.
1. Delimita el motivo de tu resentimiento
La gran mayoría de las ocasiones
en las que se experimenta resentimiento, este está dirigido hacia una persona o
colectivo concreto (independientemente del tamaño de este último).
Por eso, el primer paso
para afrontar este fenómeno psicológico es detectar contra quién estamos dirigiendo
esa hostilidad. Esto es algo que puede resultar cuestión de segundos en algunos
casos, pero en ocasiones resulta algo complejo, especialmente cuando aquello contra lo cual adoptamos
actitudes negativas es algo más bien abstracto.
En todo caso, identificar este elemento nos ayudará a deshacer esa
dinámica de hostilidad del modo más rápido posible.
2. Anota las consecuencias negativas de sentir
resentimiento
El principal motivo por
el que interesa desprenderse del resentimiento es dejar de hacerse daño de uno
mismo.
Es importante tener esto
muy en cuenta, ya que si no lo hacemos, se dará la paradoja de que el hecho de
fantasear con la humillación o derrota de quien creemos que nos ha hecho daño
es algo que nos mantiene sumidos en un estado que nos hace sufrir, de manera
que le damos a esa otra
persona más poder sobre nosotros de la que tendría normalmente.
Por eso, párate a pensar
y haz un listado de las consecuencias negativas de sentirte tal y como te
sientes al albergar esa antipatía hacia alguien, sin olvidar que el tiempo
también es un aspecto a tener en cuenta: cuanto más prolonguemos esta fase, más
durarán sus daños.
3. Asume que aceptar no es perdonar
A veces, perdonar es
prácticamente imposible, o tan complicado que el coste de intentarlo supera las
posibles consecuencias positivas en términos de esfuerzo y tiempo. Por eso,
piensa en la diferencia entre perdón y aceptación.
Para tratar con una persona o tenerla cerca en el día a día, no hace falta
que sea nuestra amiga, que
podamos confiar en ella o que nos caiga bien. Aceptar que algunas personas no
están hechas para tener un papel importante en nuestras vidas es necesario para
superar el resentimiento que en algunos casos podamos albergar contra alguien.
4. No dejes que el cero contacto te esclavice
A veces, alejarse de una persona es bueno para superar la primera fase del
enfado, pero esta etapa no debería prolongarse demasiado si no queremos
que las consecuencias
negativas de ver nuestra libertad restringida a la hora de
movernos se convierta en una fuente más de malestar y resentimiento.
5. Aprende a no tomártelo como algo personal
No tomarse algo de manera
personal no significa congraciarse con alguien y asumir que no pretendía
herirnos. En efecto, el mundo está lleno de personas que dadas las condiciones
adecuadas puede pretender herirnos, pero eso no significa que debamos darle
importancia a sus intenciones.
Si adoptamos una perspectiva distante, veremos que los sucesos solo tienen importancia si se
la damos, y que a no ser que les demos protagonismo a quienes
nos ofenden, podemos hacer que lo que opinen de nosotros o el hecho de que nos
intenten incomodar no tenga importancia.
6. Asume que la gente no es perfecta
Finalmente, nos
ahorraremos muchos momentos de enfado y resentimiento si aprendemos a aceptar
que cometer errores no es en sí motivo para que nos enemistemos con alguien,
incluso si eso tiene consecuencias significativamente negativas para nosotros.
La vida no es perfecta y todo el mundo tiene momentos en los que les
fallan las fuerzas o en los que se toman las decisiones equivocadas. Si eso nos
produce frustración es una cosa, pero no implica que debamos culpar a alguien
por haberse equivocado.
7. Cambia de estilo de vida
Incluso aunque tengamos
motivos muy válidos para estar resentidos con alguien o con un grupo de
personas, quien más se ve perjudicado por esa situación es uno mismo.
Por eso, saber cómo
superar el resentimiento no es tanto un acto por el que valoramos si tenemos
motivos para culpar a alguien de algo malo que ha ocurrido, como un acto para pasar página y centrarnos en
otros aspectos de la vida que nos resulten más
estimulantes.
Y como es muy complicado
pensar de manera diferente haciendo exactamente lo mismo, es importante que
modifiques ciertas cosas de tu día a día. Nuevas aficiones, nuevas amistades,
nuevos lugares... Todo esto te permitirá cerrar una etapa de tu desarrollo y
pasar a otra en la que el pasado no te limite tanto y puedas mirar atrás sin que el malestar te domine.
No hay comentarios:
Publicar un comentario