Aldara
Martitegui |
Madrid/Barcelona | niusdiario.es |
07/10/2022
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Entrevistamos
a Imma Rabasco sobre su libro ‘Reír y vivir’ en el que nos da claves para despertar
nuestra alegría interior
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El
viernes 7 de octubre se celebra el Día Mundial de la Sonrisa, uno de los
valores más sacros que tenemos, según Rabasco
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Aunque
el tema de la alegría, el humor, la risa y la sonrisa pueda sonar superficial,
en realidad es un asunto casi místico, asegura la autora
A veces reírse es lo más serio que podemos hacer, dice Imma Rabasco; una mujer que todo lo que tiene de imperfecta (lo dice ella) lo tiene de sabia y de auténtica (esto sí lo digo yo). Aún a sabiendas de que su mensaje puede sonar superficial en una sociedad como la nuestra en la que “vamos de profundos” y en la que parece que todo lo importante debe tratarse con la máxima seriedad, Imma Rabasco no se corta un pelo al hablar de la risa y de la alegría como algunos de los valores más sacros que tenemos. “Las cosas sencillas como estar con tu madre y reírte, o estar con tus amigas y reírte, hacer zumba y hacerlo fatal y morirte de risa, es más sacro de lo que nos creemos”.
Para demostrar todo
eso Imma Rabasco ha escrito Reír y vivir (Cúpula
2022): un libro que ella describe como su misión de vida y en el que habla
sobre las claves para despertar la alegría interior. “Suena facilongo,
pero te diré que es casi místico”, puntualiza. Rabasco considera que somos alegría en
estado puro y que la risa nos conecta con nuestro verdadero "ser",
con nuestra esencia. El libro se lo dedica a todos
aquellos que, un día, guardaron a buen recaudo su alegría natural y hoy no
encuentran la llave.
Además de escribir, como coach y formadora, Imma Rabasco tiene una larga experiencia acompañando a personas en su crecimiento personal usando el teatro como herramienta. Sus más de 20 años de formación en Arte Dramático es su carta de presentación. 20 años sobre los escenarios la han convertido en una de las mayoras embajadoras del llamado poder terapéutico de las artes: en su caso, del arte de reír. Porque la risa ablanda, asegura, “y eso es lo que más me fascina a mí: ablandar a la gente”.
Ahora estamos en un momento un poco enrevesado
donde parece que todo esto de la alegría queda en lo superficial, en lo
'instagramer' (Imma Rabasco)
Pregunta: En tu libro
dices que la alegría -y su manifestación a través de la risa, la sonrisa y el
humor- no tiene nada de superficial, sino que es un asunto bastante místico…
Respuesta: Es que nosotros hemos
decodificado que todo esto no es muy profundo por una cuestión cultural del
momento en que estamos. Pero cuando, por ejemplo, tú ves a los budistas, ves
que ellos hacen mucho uso la de sonrisa. Si te vas a Tailandia…¡es que viven
con la sonrisa puesta porque no es banal para ellos, porque saben todo lo que
implica!. Pero es que también en nuestra cultura lo sabemos; en la religión
católica está San Francisco de Asís, que siempre nombro, y era un defensor de
la alegría, de la alegría como estado del “ser”. Y bueno, también San Felipe
Neri, de quien Gaudí era un gran devoto, es el patrón del humor. Es decir, a lo largo
de la historia, la risa, el humor, la sonrisa, todo esto, se ha considerado
mucho más profundo y se le ha dado la importancia que tiene.
Pero ahora estamos en un momento un poco enrevesado donde parece que todo esto
de la alegría queda en lo superficial, en lo instagramer. Yo creo
que habría que recuperarlo, como ya mucha gente lo está haciendo con payasos en
los hospitales…hay muchas cosas que están sucediendo, como Payasos Sin
Fronteras en las guerras. Hay iniciativas y movimientos que ya reclaman esto y
lo llevan a cabo, y nos dan pruebas de que no es algo banal.
P: ¿Por qué crees que nos
pasa esto ahora?, ¿por qué nos cuesta tanto conectar con la alegría?
R: Porque estamos muy
rígidos. Creo que es uno de los momentos más rígidos, ya sea por cómo son
nuestros trabajos en la sociedad de ahora -que son sentados y esto da una rigidez
alucinante-o por la cantidad de normas que hay para todo. Hay una especie
de encajonamiento en el ser humano que lo hace estar cada vez más tenso.
Y cuando tienes un cuerpo tenso…¡tú dile a alguien que se ría estando rígido!
Por eso yo hablo también de la importancia de llorar, porque llorar es soltar.
La risoterapia es muy poderosa porque uno empieza a soltar. Pero es que hay gente
que no puede ni reír porque tiene el molde tan duro, está tan dura, que le
cuesta. La risa ablanda…Eso es lo que más me fascina a mí:
ablandar a la gente.
P: ¿Hay ciencia detrás
del poder transformador y sanador de la risa y de la sonrisa?
R: Sí. Por eso en el
libro hice ese apartado en el que hablo de datos y de estudios, porque es lo
que a la gente ahora le gusta. Sin embargo, no nombro otros estudios que hay a
nivel empresarial. Cada vez hay más estudios e informes que demuestran
cómo afecta el sentido del humor y el buen rollo en una empresa, por ejemplo y
cómo cambian las cosas cuando se trabaja todo esto: cambia el ambiente,
sobre todo. Y cuando se lleva a cabo con los jefes…es que, que un jefe tenga
buen sentido de humor hace que la empresa tenga buen rollo.
P: En tu libro también
cuentas que la historia también confirma que la alegría y la risa han estado
siempre presente como un valor profundo que cuidar y proteger, no como algo
superficial…
R: Ya había payasos en
los indios de américa: payasos que espantaban a las enfermedades. En la época
de los griegos, en el teatro, siempre se ha dado esto: la necesidad de conectarse
con algo más profundo a través de la sonrisa. Como dice Patch Adams,
médico y clown: “La risa no es una terapia”. A él no le
gusta la risoterapia; le gustan sus efectos, pero no le gusta cómo lo han
transformado en terapia. Él dice: “La risa somos nosotros, la risa soy yo, yo formo
parte de ella, es lo que emano por ser”.
P: De eso hablas
todo el tiempo en tu libro: en esencia, todos somos alegría…
R: Es que yo creo que
somos alegría, somos amor. Suena así un poco cursi, pero digo amor en el sentido
de fuerza cohesionadora. Somos amor, vibramos en amor, cuando uno está en
estado real de bienestar, está vibrando en amor, en coherencia cardiaca: eso es
amor y el amor es alegría. Cuando un niño está en estado de
amor, cuando un niño está normal, está alegre. Cuando una madre ve a un niño
que no está alegre, le preocupa. El estado del "ser" de verdad es la
alegría (…) ¡Pero esto no es nada nuevo! A mí me encanta
citar a San Francisco de Asís o a Benito de Nursia, Erasmo de Rotterdam, Tomás
Moro… o sea, es que esto ha estado siempre ahí. Lo que pasa es
que ahora parece que vamos de profundos. Y no nos damos cuenta
de que esto es profundo también porque es una cuestión de ser quien uno es.
Cuando tú expresas quien tú eres, te brota la alegría. Lo que pasa es que somos
capas y capas y capas y corazas y corazas y corazas…
Al reírte de ti mismo frente a los demás, los desarmas (Imma Rabasco)
P: ¿Deberíamos tomarnos
más en serio la risa y la alegría?
R: Uno de los
objetivos de este libro era darle a la risa la importancia que tiene; porque tú
no vas a hacer una cosa si no le das importancia. Tú no te vas a currar la
alegría si no te das cuenta de lo importante que es. Ya solo por el
nivel de depresiones que tiene este país, tendríamos que tomarnos muy en serio
la risa. Porque está comprobado que cuando una persona se
ríe mucho, mejora. Ojalá más psicólogos lo recomendaran. Lo que pasa es que
ahora, con todo el perfeccionismo y la productividad, nuestra cultura está
cambiando mucho. Antes esto lo veíamos en EEUU y decíamos, “¡cómo se
empastillan, qué depresiones tienen!”, ¿te acuerdas? Y luego empezó aquí,
porque empezamos a adquirir hábitos mucho más a su estilo: a ser más
productivos. Entonces es cuando ya paso de quedar con mis amigas para reírme
porque tengo qué, tengo qué, tengo qué…Es que hay tantas obligaciones
ahora: tengo que hacer yoga, tengo que, tengo que, tengo que…es que al final,
uno no puede ni hacer lo que le gusta hacer.
P: De hecho, en tu libro
hablas de la alegría y del humor como algo que hay que cultivar, de un trabajo
de compromiso con uno mismo…¿Por dónde empezamos a cultivar el sentido del
humor y la alegría?
R: Empezando con uno
mismo. Es muy interesante, por ejemplo, trabajar con un jefe y hacerle reírse
de sí mismo. ¿Tú sabes el trabajo de ego que hay ahí? es superpotente. Lo que
yo propongo, que es usar el teatro como juego, la herramienta teatral lúdica,
les hace reírse de sí mismos, le hace enfrentarse a su ego y se lo ven enorme y
flipan porque ni se pensaban que iba a ser tan gordo. Y ver cómo eso hace eco
luego en su relación con los empleados…es que es muy divertido. El sentido del
humor, el bueno, el sano -no el irónico ni el sarcástico porque esos esconden
mucho- pero el sanote, pasa mucho por cuando uno se ha reído de sí mismo.
P: ¿Qué ocurre ahí,
cuando nos reímos de nosotros mismos?
R: Cuando experimentas
el reírte de ti mismo en la soledad, o hacerte una cara
horrible en el espejo y deformarte, cuando empiezas a jugar un poco, ahí estás
experimentando el juego de verdad, el probar. Ahí empieza el ego, la razón, a
torcerse y a decir, “uy aquí está pasando algo”. Es porque estás rompiendo
ya toda esa estructura que encorseta y que creo que es parte del problema.
P: No es fácil reírse de
uno mismo en una sociedad tan competitiva como la nuestra, en la que parece que
tenemos que ser perfectos…reírse de uno mismo públicamente ¿es como reconocer
ante los demás que no das la talla?, ¿qué beneficio puede tener eso?
R: Es que al reírte de ti
mismo frente a los demás, los desarmas…siempre lo digo. ¿A qué le tiene miedo
un payaso?, ¿A que se rían de él? Es como un chiste ¿no? ¡Porque eso es lo
mejor que le va a pasar a un payaso! Esa vulnerabilidad que tiene el clown…es
que el arte del clown es de lo más elevado que hay.
Lo que hacemos con la herramienta del mundo teatral y de las artes en general, es desdibujar este personaje, y la peña flipa (Imma Rabasco)
P: Tu faceta de escritora
es solo una parte de ti. En tu día a día…¿cómo trabajas la alegría con las
personas?
R: Uso la herramienta
teatral, el juego teatral, pero esa parte lúdica, no la parte del texto…hago
todo lo que es la parte de cuando un actor se prepara, que es una maravilla,
porque ahí entra todo. Ahí entra el baile, la música, la expresión corporal,
los juegos…Todo eso lo pongo al servicio de la persona para que se experimente,
para que se equivoque, para que se haga amiga del error. Sobre
todo trabajo en grupo, para empresas, para grupos de mujeres… y son maravillosos
los cambios que veo. Si yo sigo haciendo esto es por los
testimonios, por las chicas que por ejemplo me dicen: “Imma, yo, ahora puedo
hablar con otras personas que llegan nuevas a la empresa y con las que antes no
hablaba por timidez”. Estas personas ahora miran a los ojos, pueden hablar sin
tartamudear porque se han experimentado a sí mismas desde otro personaje.
P: Es que nuestra
esencia está tan encorsetada por el ego… que nos creemos que somos el ego, el
personaje…
R: Es que el personaje
es el que te impide conectarte con la alegría. Lo que hacemos con la
herramienta del mundo teatral y de las artes en general, es desdibujar este
personaje, y la peña flipa. Es jugar a ser, es experiencia, es crecimiento
espiritual más que personal, porque personal sería como hace crecer esa máscara.
En las clases, lo que hacemos es que primero entran y juegan, bailan y, cuando
ya han hecho todo eso, abrimos la cremallera y nos empezamos a quitar el
personaje y lo dejamos fuera de la sala y desde ahí empieza el trabajo de: me
relaciono conmigo y con el otro a través del no juicio: es decir, cuando aparece
el juicio hacia mí o hacia el otro, lo dejo pasar. Es toda una
clase practicando eso desde el no personaje, intentando ser el lienzo en
blanco…es superaliviante ese momento de ‘me quito la cremallera’, y es maravilloso
relacionarte en grupo desde ese lado.
P: Lo que ocurre es que
quitarse ese personaje de encima nos asusta un poco ¿no?…cuesta sostenerse a
uno mismo sin adornos ni atributos porque nos hemos identificado tanto con
el personaje…¿cómo lo consigues tú? Y en tu caso, ¿qué papel desempeña la
alegría?
R: Cuando me levanto, mi gran trabajo
consiste en hacer que, a través de la persona, emerja esa alegría para
realmente intentar recibirla y darla desde dentro: así es cada
día, cada día. Me sale mal el 85 por ciento de las veces…pero el objetivo para
mí es ¿cómo puedo hacerlo yo? Y se puede hacer ¿eh?, porque hay mucha gente que
lo consigue, Ahí, tan discretos ellos, pero lo consiguen….
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