PATRICIA RAMÍREZ |
ABC (El lunes empiezo – blog)
| 30/10/2022
Sin lugar a
duda, hemos avanzado en el reparto de tareas en casa.
Pero… se reparte lo que se ve: el lavavajillas, recoger a los niños, tender,
pasar la aspiradora, recoger la ropa, hacer la compra. Ellos ahora son padres mucho
más presentes e implicados en el cuidado del hogar y de los hijos. Y muchas de
nuestras parejas se declaran feministas y reconocen
cómo las desigualdades vividas han penalizado y
agotado a las mujeres.
Pero existen
tareas en el hogar que parecen invisibles. Organizar el menú de la casa, pensar
en qué se hace de comida o de cena, llamadas familiares, responder a los chats
del colegio, preparar fiestas de cumpleaños. Se trata de tareas más cognitivas,
darle vueltas a la cabeza. Son más de pensar que de hacer, no
se ven, son invisibles. Tareas que igual nos preocupan más a nosotras que a
ellos. Si comentaras con tu pareja que te agota el WhatsApp del cole, seguro
que te contestaría “pues ni lo mires, yo no lo miro nunca”. Para él esta
decisión es fácil. O si le compartes que “los menús me tienen agotada, no sé
qué hacer mañana de comer”, te contestaría “lo que sea más fácil, no te
compliques”. No sé si es que nos complicamos solas, si nuestro nivel de exigencia y
de perfeccionismo nos agota o si son áreas en
las que ellos, al ser invisibles, todavía no se las plantean.
¿Sientes esa fatiga mental doméstica?
Puede que te sientas cansada, triste, irascible, sin tiempo para ti. Puede que
te apetezca pagarlo todo con la comida poco saludable, tienes ganas de gritar
cuando querrías mantener la calma, culpas al mundo de lo mal que te encuentras,
no sabes por dónde empezar o la vida se te hace bola. ¿Desearías estar a solas
en el Caribe tirada en una hamaca con un coco-loco en la mano sin tener nada
que pensar salvo ponerte protección para no achicharrarte?
A ver si con estos consejos puedo
ayudarte a encontrar un poco de serenidad y Flow.
·
Facilítate la vida. Es un indispensable para vivir mejor. De las tareas invisibles, ¿cuáles
crees que podrías dejar de hacer? Hablar con nuestros hijos de cómo se sienten
es muy importante, pero no lo es repetir lentejas al medio día y la noche por
dejar de vigilar el menú del cole.
·
Si la tarea es importante para ti, pide ayuda.
Nadie puede ayudarte con algo que desconoce.
·
Si te vas a ocupar de algo invisible porque has decidido que es
importante, delega otra tarea visible. Habla con tu pareja de
todo aquello de lo que te ocupas y que no se ve. Dile que necesitas un poco de
ayuda con otras tareas.
·
No solo hay que delegar en la pareja, delga también en tus hijos. Revisar
la mochila o los deberes son actividades de las que tienen que ocuparse ellos.
Y cuanto antes lo hagan, mejor.
·
Reparte las llamadas… al dentista, al médico de tu suegro, al colegio para avisar que está
enfermo y que no asistirá a clase, a la librería para encarar un libro de
texto…
·
Pon en la puerta del frigorífico un planificador que contenga fechas de
cumpleaños, fechas importantes, tareas pendientes. Así no tendrás que recordar
a tu pareja que es el cumple de su hermana. También puedes poner una libreta magnética en
la que cada uno anote aquello que vea que se agota, como el gel, la pasta de
dientes, el atún… Así evitas tú recorrer toda la casa comprobando qué falta o
abriendo todos los cajones y nevera para hacer la lista de la compra. Lo que no
está en la lista, no se compra. Si tu hija adolescente no anota en esa lista que
se le ha terminado el desodorante, que vaya ella y lo compre. Recuerda algo muy
importante: ¡tú no eres responsable de los olvidos o despistes de los demás!
La carga de los cuidados suele recaer
sobre la mujer. Nos han educado para atender, dar amor, cuidar, proteger. Somos
seres emocionales y cuidamos de las emociones de otros, de la pareja, de los
hijos, amigos, padres… Estar pendiente de cómo se sienten los demás, resolver
tensiones emocionales con la pareja o la familia, anticiparte para ayudar a quien
sufre, termina también por pasar factura.
No se trata de desvincularnos, pero sí
de dosificar y educar a nuestros hijos para que sean responsables de sus
emociones. Y trasladar a nuestra pareja lo importante que es hablar, comunicar,
compartir emociones. No es lo mismo tener que preguntar, “oye, ¿qué te pasa? Es
que llevo varios días notándote preocupado, me tienes preocupada a mí también”,
que tu pareja llegue, se siente a comer contigo y comparta contigo lo que le
preocupa de un amigo, del trabajo o de él mismo. Sería todo mucho más fácil.
Las cargas invisibles no son invisibles para nuestra salud mental. Hablar, repartir,
delegar, renunciar forma parte de tu autocuidado. Tu
autocuidado también se convierte en invisible si no lo priorizas y le prestas
atención.
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