Ana Cebollero Salinas, Carmen Elboj, Pablo
Bautista Alcaine, Tatiana Íñiguez Berrozpe
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Madrid | Hola.com |
15/02/2024
Existe en
inglés un término que ilustra esta actitud de los padres, ‘pubbing’. La
palabra, de uso coloquial en inglés, surge de la suma de snub (ignorar) y phone
(teléfono); por lo que en español algunos lo han traducido como ‘ningufoneo’
.
Acaban de cenar, se sientan en el
sofá y la hija preadolescente le está contando a su madre que ha recibido un
mensaje ofensivo en Instagram, quizás es una tontería, pero le ha hecho sentir
mal… Sin embargo, su madre está absorta en su propio móvil contestando los
whatsapps que no ha podido leer durante el día. La
niña se calla y coge su smartphone para mirar Tik Tok… ¿Te suena esta imagen?
El acoso en la red o cyberbullying es una realidad preocupante que
afecta, en mayor o menor medida, a uno de cada tres menores en España. En el
mundo, según la OCDE, el 23 % de
los estudiantes de Secundaria afirma haber sufrido acoso en internet al menos varias veces al
mes. Dada la relevancia que tiene el entorno familiar en su facilitación o
prevención, hemos investigado qué papel tiene la supervisión
familiar y el propio uso del móvil de los adultos responsables en la aparición
de estas conductas.
El phubbing parental es
un fenómeno reciente que consiste en estar distraído o distraída con el móvil y
no prestar atención a un hijo o hija durante una interacción. La palabra, de
uso coloquial en inglés, surge de la suma de snub (ignorar) y phone (teléfono);
por lo que en español algunos lo han traducido como “ningufoneo”.
En nuestro análisis, nos hemos centrado en explorar cuál podría ser la relación
de esta falta de atención con la aparición de conductas de riesgo en niños,
niñas y adolescentes. Además, nos hemos planteado si existían
posibles diferencias por género o edad.
Para
dar respuesta a estas preguntas, entre otras, realizamos un estudio en Aragón
con 1.554 estudiantes de Primaria y Secundaria entre 10 y 18 años mediante la
técnica de encuesta.
Ignorar tiene consecuencias
Hemos
podido confirmar que la supervisión familiar del uso de internet por parte de
los menores, y de sus comunicaciones en redes sociales es un factor protector
ante el hecho de convertirse en agresor o víctima del ciberacoso.
También
que cuando los padres tienden a concentrarse en el móvil mientras comparten
tiempo de conversación con los menores hay más posibilidades de que estos
incurran en roles de agresor o víctima en sus interacciones en internet.
Uno
de cada cuatro de estos estudiantes preguntados reportaban ser ignorados por
parte de su padre o de su madre al estar estos mirando su móvil (el 23 % de las
chicas y 25 % de los chicos decían que recibían phubbing por parte de su madre,
y 28,1 % de las chicas y 28,9 % de los chicos por parte de su padre).
Si
separamos los resultados por sexos, encontramos que el phubbing tiene más
consecuencias entre los chicos, que son agresores con mayor probabilidad,
mientras que la supervisión familiar resulta más efectiva para la prevención de
la ciberviolencia en el caso de las chicas.
Las edades críticas
En
cuanto a la edad, la supervisión parental disminuye mucho en adolescentes a
partir de 15 años. Sin embargo, su efecto positivo en esa etapa es similar a
los otros grupos de edad, por lo que sería ideal mantener la supervisión.
Por otro lado, aunque el phubbing parental afecta negativamente a todos los grupos de edad, es especialmente preocupante entre los menores de 10 a 12 años a la hora de convertirse en ciberagresores.
Estar presente, supervisar,
y no prohibir
Estos
resultados sugieren que la supervisión familiar de los adolescentes en su uso
de las redes sociales e internet les ayuda a desenvolverse de forma sana y
segura en el mundo virtual.
No se trata, por tanto, de la prohibición del uso de los dispositivos móviles, que los menores pueden considerar como una vulneración de su independencia, sino de una supervisión consciente y constructiva de cómo se usan para prevenir conductas de riesgo, tales como el ciberacoso. Y esta debería ser continuada en el tiempo, dado el efecto positivo que tiene incluso en el grupo de mayor edad.
Y dar ejemplo
Sin embargo, la educación digital
proporcionada por la familia no es el único elemento necesario para lograr ese
desarrollo personal saludable. La forma en que los padres y
madres utilizan sus dispositivos electrónicos actúa como un modelo negativo
para niños y adolescentes. Y el hecho de que los hijos puedan
percibir que son ignorados cuando sus familiares están utilizando sus teléfonos
móviles puede promover aún más marcadamente
un “comportamiento de exclusión” que interfiere
en las relaciones entre los progenitores y sus hijos, y puede conducir a
conductas de riesgo en línea como el ciberacoso.
La
prevención del ciberacoso por lo tanto debe incluir la sensibilización de las
familias hacia estrategias de parentalidad positiva que incluyan la supervisión
y dar un buen ejemplo.
El uso responsable de las redes
sociales e internet supone
enseñar a nuestros hijos e hijas la importancia del respeto en internet, lo que
se conocer como “netiqueta” (acrónimo de net –red, en inglés– y etiqueta, que
hace referencia a las normas de conducta socialmente aceptables en internet).
Las reglas de la netiqueta incluyen,
entre otras, el respetar la privacidad del otro (no
compartir imágenes o datos de otros sin permiso), interactuar con los demás con respeto, verificar siempre las fuentes o ayudar si alguien es acosado. En definitiva,
comportarse con los demás en la red como nos gustaría que se comportaran con
nosotros.
Pero,
además de la netiqueta, enseñar un uso responsable supone también que todos
aprendamos una nueva manera de convivir con los móviles en familia. En este
nuevo panorama en el que dispositivos y redes sociales ejercen tanta atracción
sobre nuestra atención, es importante priorizar la comunicación en persona.
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